Después de la portavoz en el Congreso Soraya Sáenz de Santamaría y de algunos otros presidentes y portavoces de comisiones de las Cortes, Mariano Rajoy ha optado por hacer caso a quienes le venían reclamando que anticipara, sin más dilaciones, algunos nombres más de quienes constituirán su equipo personal para la nueva legislatura. Y, finalmente, este sábado, adelantó el nombre de Esteban González Pons como uno de los que serán sus colaboradores más próximos, tras el congreso de Valencia del mes que viene. ¿Será el secretario general, en sustitución de Ángel Acebes? Es lo más probable, y en ese sentido han apuntado casi todas las quinielas de las últimas semanas e incluso meses. González Pons, hombre con trayectoria política en el Gobierno valenciano y también con experiencia en tareas legislativas en Madrid, cumple, además, los requisitos inapreciables en esta hora: cuenta con el patrocinio de uno de los barones que se han visto reforzados en las elecciones de marzo, Francisco Camps. De modo que será hombre de Rajoy y de Camps, lo que también equivale a decir que profundizará las heridas de Rajoy con Esperanza Aguirre, que confiaba en que situaría a alguno de sus leales. Pero, tras la caída en desgracia de la presidenta de la Comunidad de Madrid, es evidente que ha reforzado su poder territorial el presidente de la Comunidad Valenciana, que, de entrada, consiguió la sede del congreso para su ciudad. Eso sí, se despeja la especulación de que el enemigo irreconciliable Ruiz-Gallardón pudiera ser el futuro secretario general del PP, lo que habría significado la candidatura alternativa de Aguirre a la de Rajoy. La presidenta no podría soportar que su subordinado en el PP de Madrid, del que Aguirre es presidenta, pudiera situarse por encima de ella en otras tareas del partido.

Quién es Pons, qué piensa, qué se puede esperar de él, lo sabe mucha gente en su tierra y fuera de ella; y por si no bastara, él mismo ha hecho amplias declaraciones tras su «postulación para un altísimo cargo del partido».

Pons, naturalmente, llega convencido de que Rajoy está mejorando y cambiando el partido para mejorar: «Tenemos», dice, «el mejor candidato y debemos apoyarlo con toda la ilusión, con toda la fuerza, con todas las ganas de ganar». Y se muestra deseoso de constituir un PP intergeneracional. Tampoco perdona a los críticos internos: «Es incluso cruel la autocrítica que algunos hacen desde dentro», sostiene. Y reclama que, tras el congreso, todos remen ya en la misma dirección. Por supuesto, también está en su tarea intentar desacreditar al adversario: «Zapatero es un presidente lleno de vanidad y ha hecho del narcisismo su forma de presentarse ante la sociedad».

«De nuestra derrota, la peor parte se la lleva el pueblo español, que va a tener a Zapatero cuatro años más. Zapatero, si mantiene el mismo tono, tendrá la misma oposición. Zapatero se equivoca al negociar directamente la financiación con las comunidades autónomas. España no es el patio de su casa ni el espacio que rodea la Moncloa», dice también este Pons un tanto desangelado y aún sin objetivos claros, sólo consciente de que en las semanas siguientes deberá compartir con Rajoy las críticas que, desde dentro y desde fuera, seguirán llegando a la nueva cúpula del principal partido opositor y aspirante a gobernar en 2012.