-¡No hay derecho! ¡Qué engaño!

-¿Qué le pasa a Renata? -pregunta Remedios intrigadísima ante un furor desconocido en su compañera de gallinero.

-¡Han engatusado a una de las nuestras para que parezca que apoya esas costumbres bárbaras!

-¿¿??

-Ya sabes como es -contesta Consuelo mientras se encoge de hombros y pone cara de resignación-. Está ofendidísima por la foto de Marité con el polígamo nigeriano.

-¡Cómo no! ¡Es un atentado contra la libertad de las féminas! -insiste furibunda la aludida.

-¿Quién? -Remedios sigue algo confusa.

-Sí, mujer. La vicepresidenta del país vecino.

La reacción de Remedios, la gallina con fama de feminista radical de Paraxes, fue totalmente inesperada. Sus congéneres estaban sorprendidísimas oyendo cómo soltaba improperios, y tan enfurecida que la cresta se le estaba poniendo violeta.

-¡Ésa sí que es buena! Resulta que se nos machaca continuamente sobre la aceptación de otras culturas: su idiosincrasia, particularidades. La otredad, que diría el cursi de Ramiro?

-¡Claro que sí! ¡Eso es políticamente correctísimo!

-Mira que dice chorradas esta Renata -apostilla por lo bajini Consuelo.

-Si cualquier mandatario de un país «civilizado» -continuaba Remedios sin hacer caso de las interrupciones- se hace fotos con un dictadorzuelo tirano que se pasa los derechos humanos por el arco de triunfo, queda justificado como un imperativo político por el bien del orbe. Pero este relativismo cultural que supone que todas las culturas son igualmente válidas y que tienen una equivalencia moral que no nos permite interferir en ellas, se cree con derecho a demonizar y condenar al individuo que ejerce sus costumbres en su territorio, habiendo sido educado en ellas. Si ese individuo tuviera una sola mujer y la tratase a patadas, la foto sería correctísima. O sea, ¿el problema está en la cantidad, no en la calidad?

El gallinero estaba estupefacto. Solo Osgüal se atrevió a abrir el pico.

-¡Es que algunos se comportan como gorilas! -no se había enterado de nada-. Y está claro que este episodio constituye un nuevo despropósito. Un atentado contra la dignidad femenina que ahora se descubre que algunos sólo defienden de boquilla.

-¡Cállate Osgüal! No es que desde tus filas tengáis un historial muy lucido en este aspecto, ¿verdad? -espetó Elvira-. Siempre aliados con los elementos más retrógrados, solamente os habéis apuntado al carro de las nuevas ideas cuando la sociedad ya las ha asumido totalmente. El caso es ganar votos, que si por vosotros fuera, la gallina con el ala quebrada y en casa.

-¡Mentira! Somos más feministas que Fermín, con diferencia.

-Ya, Ya. Y la conferencia episcopal ¿qué opina de esto?