José Luis Martínez, con la puntualidad que caracteriza a sus ediciones literarias, ha tenido la gentileza de enviarme el libro de Ángel González de la Aleja, al que auguro una situación de vanguardia en el nivel lírico literario español, y precisamente por la altura, la penetración y el desafió a la lírica española del momento, obsesionada por el subjetivismo de anecdotario, la melancolía y el retovanguardismo que nos domina. Poemario para leer y releer, porque, partiendo de lo que conforma la energía motivadora de los poetas -memoria, sueño, sueños, amor, mundo- nuestro premiado, sacando de sentimientos fragmentos de sensaciones, nos traslada a unos espejismos deslumbrantes en los que la poesía de siempre aparece nueva y radiante como una doncella ansiosa.

Sobre esos cuatro encuentros que ocupan el alma del individuo es sobre lo que teje González de la Aleja sus mimbres, y, con estética personalísima, vivimos la tensión que mantiene la obra no desde espejos rotos, cóncavos o convexos, sino como propuesta definitoria de nuestro destino, unas veces con luces lejanas y otras con los fulgores de la propia y variada experiencia que se nos va de las manos y nos llena de incertidumbre.

En el primer fragmento, Ángel González de la Aleja nos hace ver, después de exponer en tres versos que la literatura es tan personal como la sangre que impulsa nuestra vida, nos muestra cómo son para él las acepciones de la memoria, y cómo perviven en él los hondones que dieron gozo a su persona igual que aquellos que sufrió. Su mundo, y su otredad.

«Testifica con la máquina del tiempo colgándose del nervio pasmado de la mente..».

En segundo vigor ¿y los sueños? ¿Qué nos espera y acecha en la mente de los sueños? Para él, son « el retrato de uno mismo, que ante uno se presenta» Son «? briznas de voz la tarde que se asoma ?».

Del amor, como él, y nos da a entender, el amor es el único centro y la única atención que merece la pena. Y que cuando se pierde, el mundo se desnuda ante nosotros y sus vacías verdades intentan valorarse con espejismos?

?Así, habla, al fin, sobre el mundo, y describe cómo siente el universo ante sí el ser que ha experimentado lo que es la vida, la felicidad y lo demás. Lo ve fríamente. Presencia objetivada: «ciudad de líneas rectas, de líneas tan seguras que siempre espera todo antes que todo crezca ?» Estimado director: diecisiete premios internacionales de poesía, rescate de la poesía de los seguidores de LUDI, ciclos jovellanistas, repaso puntual y comprometido al hecho de Asturias en la patria España, permanente atención para responder desde la ciencia y el humanismo a las preguntas que nos hacemos la gente, presencia de primacía en los foros ateneísticos hispanos, es mucho lo que debemos a este Ateneo, que ha añadido a Gijón su empaque de enclave occidental, en libertad y progreso común ¿Respaldan a fondo, en compromiso de convivencia cívica nuestras instituciones al Ateneo?

¿Y la Asturias total, abierta y de justicia? Ateneo, Ateneo, jovellanismo de revolución pendiente.

Sí, el poeta Ángel González de la Aleja marca ruta a la lírica hispánica actual. Escuche a un entrañable poeta asturiano cuando le preguntaron por cómo definiría la poesía: «La poesía no se sabe lo que es, pero sí que es imprescindible». El poeta Ángel González de la Aleja sí lo sabe.