Matemáticas para mendrugos, si uno paga por una cosa «x euros» cada dos meses y, por imposición, lo pasa a tener que pagar mensualmente, la lógica de los números dice: pagarás x/2 o, concretamente, x/2 más IVA, asumiendo que la nueva periodicidad de la factura lleva subida, la fórmula sería (x+y)/2 +IVA; sin embargo, parece que la factura de la luz se rige por otras leyes matemáticas, la factura mensual está siendo (x+y+z)*2 + IVA, solamente así se puede explicar que en una sola factura mensual se esté pagando más de 2/3 de la factura bimensual, es decir, el consumo, misteriosamente, no sería de 3/3, sino de 4/3; se ha pasado de consumir el cien por ciento de lo que se consumía a consumir el 133,33 por ciento. ¿Han cambiado las matemáticas en enero de este año? ¡Con lo que me costó aprobarlas! Íker Jiménez está trabajando en este asunto.

La historia de la nueva facturación mensual comienza como siempre: un político inepto -inepto es a político como húmedo es a agua- rodeado de asesores ineptos a sueldo de la industria y, encima, con delirios ecologistas -ecologista es a motivo oculto como maullido es a gato-, la facturación mensual permitiría a las familias comprender el gasto de luz que hacen y concienciarse, pasando, a economizar, esto sería cierto si la factura eléctrica fuese como la del teléfono, entendible por un ser humano con un cociente -que no coeficiente- intelectual medio y no por un ingeniero con seis doctorados. ¿Alguien entiende lo de consumo en pico, valle, mínimo, multiplicación de potencia por dos, lectura real anterior, presente??

El resultado de la facturación mensual es, por tanto, un despropósito, un considerable aumento de las ganancias de las eléctricas, que, a buen seguro, es simple coincidencia -por cierto, ¿qué fue de aquel billoncete que Aznarín I.º el Racista regaló a las eléctricas para compensarlas por la competencia europea?, ¿quién indemniza a los trabajadores por esa misma competencia?- y un empobrecimiento de las familias, que, ahora sí, tendrán que ahorrar, pero no por conciencia ecológica, sino para pagar el resto de las facturas, las hipotecas y, luego, si sobra algo, comprar pan y leche.

El Ministerio y los ecologistas consideran que las familias no consumen electricidad para alumbrado, calefacción, electrodomésticos, sino que tienen ciclotrones en casa o, como Frankenstein, tienen un monstruo hecho con trozos de cadáver y quieren revivirlo conectándolo a un enchufe.

Galvani, Borelis y toda esta gente cortaban las patas de las ranas para demostrar la conducción eléctrica de los nervios y los músculos; hoy no podrían hacerlo so pena de no tener para comer o ser acusados de malgastar energía. La energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma y, ahora, también te despluma.