Algunos -bastantes- fallos judiciales están confundiendo a la mayor parte de los españolitos de a pie. Uno de los que más sorprenden tal vez sea el incumplimiento de la pena completa a que ha sido condenado el delincuente. Por ejemplo, sume en la mayor de la dudas el anuncio de la próxima puesta en libertad de aquel director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, condenado a 31 años de cárcel, que quedará libre al cumplir justamente la mitad.

En marzo del próximo año saldrá a la calle tan guapamente y podrá ir al paraíso fiscal donde tiene escondido el dinero robado (10 millones de euros) y sin pagar los 19 millones a los que fue condenado en concepto de responsabilidad civil.

En las Antillas francesas (isla de San Bartolomé) tiene comprado, con el dinero robado a la Guardia Civil, una mansión vecina a una de los Rotchsild y a otra de los Rockefeller. ¿Por qué no se le ha embargado ese casoplón. Las únicas personas que dieron lo merecido al gran ladrón han sido las reclusas que compartían con él la cárcel de Ávila. Cuando salía al patio, las reclusas le tiraban botellas de agua y palanganas llenas de orina, con acompañamiento de los insultos que se merece un sinvergüenza de tal magnitud.

La acción penal parece demasiado benévola con el robo de caudales públicos. Y, el benemérito cuerpo que fundó el duque de Ahumada ha quedado como unos pardillos a los que resulta fácil meterles mano en el cajón de los dineros.

Tal vez tengan un mejor sentido de la justa justicia (valga la redundancia) las primas comunes o el mismísimo ministerio fiscal.