Ya decía Sócrates en el siglo VI a. de C. que los jóvenes de su época «despreciaban la autoridad, respondían a sus padres y tiranizaban a sus maestros». Es obvio que la rebeldía es una cualidad de la adolescencia desde que el mundo es mundo y, aunque personalmente dudo que imponer el respeto por la fuerza sea efectivo, reconozco que algo hay que hacer en las aulas. ¿Cómo se ha perdido la autoridad y el respeto ante el alumnado? ¿Qué podemos hacer para recuperarla? Podríamos tomar como modelo a otros países europeos. ¿Por qué Finlandia está a la cabeza en resultados académicos? Allí, además, no existen apenas conflictos en el aula porque trabajan una política de prevención, no de castigo. Intentan detectar problemas a edades tempranas en vez de tratar de solventarlos cuando ya se han producido. Teóricamente, la base de su sistema educativo no es tan diferente de la nuestra, el número de horas lectivas es similar, la edad de obligatoriedad es la misma, la enseñanza se basa también en un sistema comprensivo centrado en la atención a la diversidad y el uso de las nuevas tecnologías. ¿Qué sucede, entonces, en la práctica?

En realidad, el éxito de la educación finlandesa parte de dos condiciones sociales que no se dan en España. En primer lugar, el docente está considerado como uno de los profesionales de mayor importancia de su sociedad. El profesorado tiene más poder de decisión en la escuela, está más motivado y goza del prestigio social que en nuestro país ha perdido. En segundo lugar, en Finlandia la familia es la clave de la educación. Los padres colaboran plenamente con los centros de enseñanza, son el primer referente para sus hijos y son, por tanto, los que deben educarlos. Los padres que desacreditan o agreden al profesorado tiran por tierra cualquier pretensión de convivir con respeto en las aulas. Los padres finlandeses, por ejemplo, inculcan a los hijos la necesidad de leer periódicos a diario, los llevan con frecuencia a las bibliotecas, así que, tres de cada cuatro niños leen todos los días por placer y por eso están a la cabeza de Europa en comprensión lectora. ¿Adónde llevan los padres españoles a sus hijos? La clave de su éxito está en que se trata de una sociedad que entiende que la educación no es sólo un asunto del profesorado, sino también de las familias, ni algo que el Gobierno deba arreglar a golpe de ley, de reformas continuas, sino que todos somos responsables de los jóvenes que tenemos. Los docentes no necesitamos una ley que castigue a quien nos agreda, necesitamos un clima de respeto en el que esa ley no sea necesaria.