Fue el año de la crisis económica y su derivada social, el paro, como las dos primeras preocupaciones de los españoles, según el último sondeo del CIS. La derivada política también marcó la actualidad del año que acaba de expirar, en tanto en cuanto el principal partido de la oposición ha convertido la crisis económica en su gran palanca estratégica para echar a los socialistas del poder.

Por otra parte, el Gobierno tampoco deja de darle motivos al PP. Se vio en la comparecencia de Zapatero después del Consejo de Ministros del miércoles pasado. Más de lo mismo. Aparte de su venial acto de contrición por haber tardado en reconocer la «crisis», mientras se empeñaba en hablar de «desaceleración», la verdad es que sigue practicando el camuflaje semántico para suavizar la crudeza de los datos y anunciarnos la salida del agujero, incluso en creación de empleo, a finales del año que acabamos de estrenar. Teniendo en cuenta que otros vaticinios suyos se estrellaron contra la realidad, debería haberse abstenido de ponerle fechas a su proverbial voluntarismo.

El líder del PP, Mariano Rajoy, por su parte, que también convocó a los periodistas para hacer balance del año 2009, no quiso apearse de su permanente enmienda a la totalidad de la política económica del Gobierno, a la que calificó de «suicida». Según él, ha sido un año perdido por la total incapacidad del Gobierno. Ni el más mínimo amago de colaboración con el Gobierno para salir del agujero. Y me temo que así seguirá siendo una vez que el PP planifique su hoja de ruta para el próximo semestre en una junta directiva convocada para el próximo 12 de enero.

No hay, por tanto, ningún motivo para añorar el pasado año, durante el que la crisis económica empeoró la calidad de vida de los españoles y multiplicó el número de familias con todos sus miembros activos en situación de desempleo. Y tampoco hay demasiados motivos para aventurar cambios sustanciales en el año que acabamos de estrenar, según las prospecciones de los organismos internacionales, que contemplan una recuperación tardía de la economía española. El propio Gobierno Zapatero reconoce que, por desgracia, a lo largo de 2010 seguirá creciendo el paro, calculando una probable inversión de la tendencia al final del ejercicio.

En definitiva, que el hola a 2010 también está exento de euforia. Y todo lo que merece ser saludado, como la Presidencia rotatoria europea en el primer semestre o la ilusión de ser campeones del mundo en fútbol, siempre quedará en un segundo plano si no mejora el bolsillo de los españoles.

Además, en lo político seguiremos asistiendo al lamentable espectáculo que dan los dos primeros actores en la lucha por el poder. Uno, el titular, por conservarlo. Y otro, el aspirante, por arrebatárselo. Eso que solemos calificar de «crispación». Me parece que se va a seguir despachando a manos llenas durante el año recién nacido.