Día de buen humor en las aulas: hoy empiezan las vacaciones de Semana Santa en los centros asturianos. Aproximadamente 13.000 de los alumnos que dejan momentáneamente aparcados libros y apuntes ya no regresarán a sus centros de estudio a vuelta de vacaciones, sino a las empresas que los acogerán hasta junio como profesionales en prácticas. Son los alumnos de segundo curso de los ciclos superiores de Formación Profesional.

La FP es el único modelo formativo del sistema educativo español en el que las prácticas en empresas son una asignatura más que aprobar. Hacerlo con solvencia puede suponer emprender definitivamente el vuelo profesional.

Es uno de sus puntos fuertes, pero tiene más: el equilibrio entre la formación teórica y la práctica, su especialización, su capacidad de adaptación a la realidad, la duración de sus ciclos -dos años-, su encaje con otros estudios y el hecho de que es eminentemente pública, o sea, cara pero gratuita.

Una combinación con la que los jóvenes sintonizan porque habla su mismo lenguaje: práctico, dinámico y, en el buen sentido de la palabra, cortoplacista.

En la FP se aprende haciendo; es un recorrido en paralelo de formación y oficio que supera ese modelo clásico que todos heredamos y perpetuamos mecánicamente y en el que primero va lo uno y luego, ya en el mundo real, lo otro. Lo cierto es que para las empresas cobra especial valor ese «oficio» entendido como «saber» y además «saber hacer», el tan valioso «know how».

Los diferentes indicadores de entrada -nivel de matriculación- y de salida -inserción laboral, capacidad emprendedora, rendimiento en las empresas- han ido en ascenso, y en ellos Asturias está en la media no sólo nacional, sino también comunitaria.

Suena bien y es real, sin embargo la FP tiene todavía una asignatura pendiente en la mentalidad de toda una sociedad, la española, que la sigue considerando una alternativa de segundo orden para quien no puede o no quiere ir a la Universidad. El sociólogo Oriol Homs en su estudio «La FP en España» habla de una convicción de que está en «lo más profundo del imaginario colectivo».

¿No es hora ya de sacudirnos estas construcciones mentales heredadas, elaboradas sobre complejos y prejuicios, tal como lo hemos hecho con tantos otros aspectos como sociedad y como individuos?

Yo hoy me despido de los que han sido mis alumnos durante los dos últimos años en el Centro Integrado de FP de Comunicación, Imagen y Sonido de Langreo. Son profesionales de esa nueva FP y ¿qué puedo decir? Son, en el buen sentido de la palabra, buenos.