Hacía casi tres años que no iba al País Vasco y he pasado los últimos días allí, llevándome una grata sorpresa. Y no porque Bilbao haya apostado por la modernidad, o porque San Sebastián continúe siendo una de las ciudades más bellas de Europa, o por la vitalidad que se adivina en Vitoria. La sorpresa se debe a la normalidad que se palpa en el ambiente.

Se preguntarán ustedes que a qué «normalidad» me refiero, y la respuesta es que, un año después de que Patxi López esté al frente del Gobierno vasco, el debate identitario ha dejado de estar en la agenda política. Ahora el debate en el País Vasco gira en torno a los que tienen el resto de los mortales, a saber, la crisis económica, el paro, las reformas sectoriales, etcétera.

El día 5 se cumple un año del Gobierno de López, que, con el apoyo del popular Basagoiti, se puede decir que ha cumplido con creces algunos de sus objetivos. Los más importantes, a mi juicio, han sido poner punto final al debate identitario y continuar ahondando en la deslegitimación social de los etarras.

La izquierda aberzale tampoco es lo que era, ya no pesa lo que pesaba y, para sorpresa de todos, con su ausencia no pasa nada. Sin duda, en este primer año Patxi López, por falta de experiencia, también habrá cometido errores en la gestión, pero, en mi opinión, lo que ha logrado López con el apoyo de Basagoiti es mucho más importante.

Para empezar hay que reconocer que Patxi López está siendo leal al acuerdo con Basagoiti, pero al mismo tiempo está haciendo una política que no pasa por «aniquilar» a los peneuvistas, incluso hace esfuerzos por cerrar acuerdos con ellos.

Patxi López gobierna para todos los vascos, no sólo para quienes lo han votado, y eso hace que el País Vasco sea hoy un lugar más amable, donde todo el mundo cabe, donde ha desaparecido el sectarismo, donde no hay vascos de primera y de segunda, según se fuera nacionalista o no.

Sí, un año después el País Vasco ha entrado en la senda de la normalidad y eso se debe al buen hacer, al talante y a la inteligencia del lendakari López. Y no olvido, porque es de justicia, el papel clave que está jugando Antonio Basagoiti. Estos dos políticos jóvenes están haciendo historia de la buena.