Todo lo que sube baja y viceversa, así que después de una semana negra entre las negras, rematada por la operación urgente del Rey -la salud del Jefe del Estado siempre es asunto capital-, ayer, a última hora, saltó una muy buena noticia: el Gobierno va a recortar el déficit este año en otros 5.000 millones de euros -en febrero anunció una cifra similar- y para el año que viene la rebaja será de 10.000 millones, hasta dejarlo en un 6,5 por ciento.

A mi juicio, es el anuncio más importante/positivo realizado por el presidente Zapatero en sus seis años en la Moncloa. No cuento, claro, lemas como ese que lanzó hace dos años prometiendo el pleno empleo, que, visto lo visto, debería ser perseguido penalmente por delito de estafa o algo similar.

Sólo queda por ver cómo lo hace, porque, obviamente, lo tiene que realizar, ya no caben engaños ni trucos dilatorios: si no lo consigue, en nada habrá «default», término que cada vez se emplea más y que equivale a una suspensión de pagos. O si se quiere, el apocalipsis.

Rebajar el déficit hasta el 6,5 por ciento es lo mínimo y aun así quizá no resulte suficiente. De todos modos, hay que ir de cabeza, y ya, a por ese objetivo. Y a por dos o tres más, también fundamentales.

El método, como se sabe, es un recorte radical y multidireccional en infraestructuras, en gasto social, en la derrama permanente de las autonomías... por cierto, fue lo que le exigió Rajoy a ZP la pasada semana.

Pero ¿cómo se consigue esa rebaja? En nuestros océanos domésticos abundan los piratas desalmados, los robaperas insolidarios, los caraduras profesionales, los atracadores separatistas, los liberados del trabajo, los colectivistas -de izquierdas o de derechas- y los buscadores de rentas, así que a lo peor no se logra nada y encima se arma. Y con «default» como propina.

(Para la terapia de esta semana se recomienda vivamente el movimiento sinfónico «Rugby», de Arthur Honegger).