El lunes por la tarde tomo un café con mi amigo Ángel en Oviedo. Trae en sus manos el último libro que acaba de comprar en la librería del centro comercial donde nos vemos. Se trata de un libro infantil recientemente editado en España, ilustrado por Paul Rogers y cuyo texto es la letra de la canción «Forever young» de Bob Dylan. Ángel es un dylanita convencido. Comentamos que Avilés rinde tributo el sábado en la Casa de Cultura al Dylan músico y, sin embargo, a mí en ese momento de cafés y libros me interesa mucho más el Dylan literario, si es que ambas facetas se pueden separar.

Parece que los textos de Dylan pueden ser buena literatura infantil y también poesía laureada. Algo deben tener las letras de sus temas para que un abogado y un periodista noruegos iniciasen hace casi quince años una campaña para apoyar la candidatura del cantante al Nobel de Literatura, ayudados en aquella ocasión por el poeta Allen Ginsberg, representante de la denominada Generación Beat. No hubo suerte (ese año le fue otorgado a la polaca Wislawa Szymborska), pero a partir de esa fecha Dylan ha sido candidato al Nobel reiteradamente, poniendo en cuestión la siempre discutida línea entre lo que es poema y lo que no lo es, los imprecisos límites entre la literatura y las letras de las canciones.

Recordamos las célebres imágenes de Bob Dylan acompañado de Ginsberg frente a la tumba Jack Kerouac, el poeta americano -señala Ángel- que más ha influido en las creaciones de Dylan. También ha tenido una fuerte repercusión en sus letras la obra de T. S. Eliot, y la poesía de Rimbaud, al que cita en su canción «You're gonna make me lonesome when you go». Pero de los cientos de libros que se han escrito sobre el músico americano, hay dos autores que analizan al Dylan más literario en dos manuales imprescindibles: John Gibbens y Christopher Ricks. Este último, profesor de la Universidad de Oxford en el momento de la publicación, presenta su estudio poético sobre Bob Dylan tratando de encumbrarlo en el canon literario junto a Tennyson, Shakespeare o Milton.

Mañana, viernes, con la ruta dylanita por los bares de Avilés, y el sábado, con el auditorio de la Casa de Cultura vestido de gala para festejar el cumpleaños del músico, podremos acercarnos al Dylan más lírico, poeta entre los grandes poetas (no nos queda ninguna duda) con premio Nobel o sin él.