Toca hablar de otro despilfarro de los finos: Laboral Escena, el teatro de la Universidad Laboral Girón de Velasco, contrató entre octubre y marzo de este curso espectáculos por valor 445.000 euros y recuperó en taquilla 55.000 euros, un 12 por ciento. Esto tiene nombre: reírse directamente en la cara del ciudadanos, algo que el Principado y sus mandatarios culturales deberían corregir, si es que todavía les queda tiempo para ello. Tantas cosas de la nueva Universidad Laboral, o Ciudad de la Cultura, nos parecen tan carentes de sentido común, que podríamos confeccionar una lista tremenda, empezando por las desgracias arquitectónicas y acabando porque esperábamos que el edificio se nos llenara con «gafapastas» de Europa y demás continentes, gentes desbordantes de vanguardia y otros atractivos. Pero el resultado ha sido que nos han machacado el estilo de un edificio memorable y no pocas veces han levantado el telón ante salas casi vacías, y cosas semejantes. Entiéndase lo primero: no era un conjunto arquitectónico intocable, pero de ahí al horror de la caja escénica, o de la nave plantada ante la cara Norte, o de la fachada del Centro de Arte, etcétera, hay un abismo. Respecto a esa fachada hay horror hasta dentro del propio centro, donde ya se han preguntado cómo mejorar el desaguisado. La verdad es que se lo agradeceríamos, porque ese azulejado es un insulto al resto del edificio del arquitecto Luis Moya.

Pero se puso una parte del futuro de la Universidad Laboral en manos inadecuadas, cuyas obras ya no tienen remedio, o no lo tendrán hasta dentro de bastantes años. En cuanto a los contenidos, las cifras cantan, pero la carcajada ante el ciudadano debe cesar.