Opinión
José Manuel Feito
«La isla de San Balandrán»
n La zarzuela sobre un país regido por las mujeres
Rastreando la geografía insular sobre el nombre de la isla (no San Borondón ni San Brandano, sino San Balandrán), sita en la ría de Avilés y al parecer la única con ese nombre en el mundo, nos llevó a una zarzuela precisamente titulada: «La isla de San Balandrán», escrita y representada el año 1862. El autor de la música es Cristóbal Oudrid, con más de 50 zarzuelas en su haber. Es autor también de la «Salve marinera» tantas veces cantada en nuestra villa y adoptada como himno de la Armada Española.
Sin duda que es una hermosa coincidencia esta conjunción de voces con rumor de mar entre la «Salve marinera» y la zarzuela en la Villa del Adelantado.
Si fuera posible hasta sería hermoso verla representada alguna vez en algún escenario cara al mar Cantábrico. No sé qué opinaría en este caso el mundo feminista debido a su argumento que, sin afán de reventarlo, versa sobre la llegada de unos adeudados caballeros a una isla regida por mujeres, las cuales dedican a los hombres a lavar pañales, hacer calceta y limpieza del hogar. Más aún. En dicha isla en vez de odaliscas existen odaliscos. Magnolia XV, la reina, quiere tener sucesión y anda en busca de un odalisco?
Ya el avilesino David Arias en su novela «Después del gas» describe a las afueras de Oviedo una república regida por mujeres.
Palacio Valdés hace mención de esta isla de San Balandrán en la novela «La espuma», poniendo en boca de Clementina aquello de «La verdad es que bien mirado, yo le estoy haciendo el oso a ese muchacho. Parezco una dama de la Isla de San Balandrán».
Más explícito es Clarín cuando Quintanar consiente en que la Regenta desfile en la procesión del Viernes Santo:
«En casa de Vegallana la tal noticia estalló como una bomba. Volvía la marquesa, toda de negro, de pedir en la mesa de Santa María con Visitación?, y todas aquellas señoras? escuchaban pasmadas lo que solemnemente decía el gran Constantino, doña Petronila Rianzares? el obispo-madre:
»-Sí, señora marquesa, no se haga usted cruces, Anita está resuelta a dar este gran ejemplo a la ciudad y al mundo...
»-Pero Quintanar? no lo consentirá?
»-Ya ha consentido... a regañadientes, por supuesto. Ana le ha hecho comprender que se trataba de un voto sagrado, y que impedirle cumplir su promesa sería un acto de despotismo que ella no perdonaría jamás...
»-¿Y el pobre calzonazos dio su permiso?, dijo Visitación colorada de indignación ¡Qué marido de la Isla de San Balandrán!»
Seguramente estos dos novelistas asturianos, de estudiantes en Madrid y aficionados al bel canto como lo eran, asistieron más de una vez a su representación dejándoles un recuerdo suficientemente tópico como para sacarlo a colación oportunamente en su novelística. Durante los meses de octubre y noviembre del año 1891 se representó en Barcelona, y, según comentario de La Vanguardia: «cada día más aplaudida». El mismo periódico del jueves 12-VI-1862 añade que se llevó a cabo en el Jovellanos y «?gustó mucho por sus chistes y por la novedad con que visten las mujeres». En la prensa abundan gacetillas parecidas ya que tuvo muchas representaciones en diversos teatros de España y América. Suponemos que también se representaría alguna vez en Avilés.
En un Congreso de Mujeres en Chicago en 1893, según La Ilustración Española y Americana (agosto de 1893), una oradora, pidiendo el derecho de sufragio para la mujer, gritaba: «La mujer llevando su voto a las urnas nos hace recordar la zarzuelilla "La isla de San Balandrán"».
Y así decían las mujeres activistas por los derechos de la mujer en la historia de México: «Hoy comienzan por meseras / y ya hay encuadernadoras, / mañana habrá cargadoras / y también carretoneras, / remendonas y cocheras, / algunas se volverán, / los hombres ya no tendrán / agujero en que meterse, / pues México va a volverse / la isla de San Balandrán».
Nosotros, sin embargo, nos seguimos preguntando ¿Quién bautizó así y por qué a nuestra isla sita en mitad de la ría de Avilés cuyo fatal destino es el de aparecer y desaparecer? ¿Tuvo noticia Oudrid de nuestra isla? ¿Por qué ubica precisamente en ella una república feminista?
Se acerca la temporada ovetense dedicada a la zarzuela. Hace tiempo sugeríamos la posibilidad de volver a ver representada «Don Manolito», de Sorozábal, en la que el fútbol tiene una presencia muy especial.
Hoy, con los ojos puestos en esa otra «Isla de la Innovación» que vino a reemplazar la mítica de San Balandrán, pensamos que podría ser también oportuno traer a nuestros escenarios la zarzuela de Oudrid, que junto con la «Salve marinera» teñiría la ribera avilesina de un nuevo color y sabor a mar. Sería un motivo más a celebrar durante un esplendoroso Festival del Agua.
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