La situación produce vértigo. Hasta el mismísimo Joaquín Almunia, ex secretario general del PSOE y comisario europeo de Competencia, duda de que España sea capaz de hacer lo que ha decidido para cumplir con las exigencias de Bruselas.

Si Almunia no cree que este Gobierno, compuesto por personas que tan bien conoce, es capaz de llevar a cabo la aceleración de las reformas en el mercado laboral, los ajustes en las cajas de ahorros y las pensiones, que él mismo ha comprometido hacer, imagínense qué pasará con aquello otro que lo mantiene cerrado en banda y que, seguramente, en algún momento tendrá que acometer como son los severos recortes de la Administración Pública que han realizado ya otros socios europeos.

El problema radica ahí, señores y señoras, en la Administración Pública, en los jardines superfluos y los pozos del despilfarro. Pero eso es algo a lo que los políticos no están dispuestos a renunciar, si acaso se ahorcarán con ello dejándonos el mayor pedazo de soga a los contribuyentes.

Bruselas urge y aprieta. Sí o sí. La cuarta o quinta economía del euro, no sé dónde nos coloca ya el producto interior bruto, depende de un Gobierno noqueado y de una oposición inerte, dispuesta a no hacer otra cosa por España que asistir al funeral del adversario para poder administrar la miseria.

Dentro de esta dramática atonía, lo inmediato será la famosa foto de Zapatero con los veinticinco empresarios invitados a la Moncloa. Algunos de ellos se han apresurado a pedir la presencia compartida de Mariano Rajoy, porque dudan de la utilidad del encuentro. Con tres horas por delante, el tiempo máximo previsto para la reunión, tocará cada uno de ellos a cinco minutos para explicarse sobre lo que habría que hacer en estos momentos. Todo ello contando con que Zapatero no diga palabra, cosa que también puede ser posible. En cualquier caso, hay que estar atentos a esta pantomima porque puede ser la primera vez que el jefe de Gobierno de un país convoque a empresarios para preguntarles qué es lo que se debe hacer. Él, desde luego, no lo sabe.