Han pasado cincuenta años. El 20 de enero de 1961 juraba su cargo como presidente de los Estados Unidos de América John Fitzgerald Kennedy. Era el trigésimo quinto. Rompía moldes: fue el primer católico que ocupaba la Casa Blanca, el primero nacido en el siglo XX, era el primer senador elegido para la máxima jefatura de la centuria? luego rompería otras cosas, tales como iniciar una nueva guerra (Vietnam), intentar una invasión (Cuba por Bahía Cochinos) y hasta apoyar un golpe de Estado en Irak. Poco después fue vil e impunemente asesinado cuando visitaba uno de los estados más ricos de la Unión. Impunemente porque su homicidio sigue rodeado de un oscuro misterio.

John F. Kennedy fue elegido el año en que nació el actual presidente, Barack Obama, el 4 de agosto en Honolulu, quien también ha roto moldes: primer candidato afroamericano del Partido Demócrata y el primero en ejercer el cargo presidencial. Las esperanzas puestas en él cuando comenzaba la actual crisis siguen sin hacerse realidad en el nivel internacional, aunque sus propuestas internas cuentan ya con un cierto éxito, la aprobación de la prestación sanitaria para todos los estadounidenses. En sus dos años de mandato no ha conseguido acabar con la guerra de Irak, no ha cerrado la denostada prisión de Guantánamo ni hay atisbos de desarticulación del conflicto palestino-israelí y la situación en el amplio Oriente Medio (Irán, Pakistán?) continúa siendo explosiva.

El año en que juró su cargo «Jack» Kennedy estuvo lleno de acontecimientos de todo tipo: desde el inicio del bloqueo a Cuba hasta la construcción del Muro de Berlín, pasando por la muerte del congoleño Patricio Lumumba, la coronación de Hassan II y el ajusticiamiento del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, en cuanto a política mundial. Pero también conviene recordar la primera actuación de los «Beatles» en el Cavern Club de Liverpool, el suicidio de Ernest Hemingway, el vuelo de Yuri Gagarin o el nacimiento de iconos como George Clooney, Diana de Gales, Manu Chao y Carl Lewis.

En este 2011, cincuenta años más tarde, continúa una situación similar en Cuba, ha caído el régimen dictatorial de Túnez, se conmemora el décimo aniversario del mayor ataque terrorista de la historia, el 11-S, se celebran los años internacionales del alzhéimer, de la química, de los bosques? Aguardamos el final del terrorismo de ETA, que se arreglen enquistados conflictos como los de Oriente Medio, que los estados en crisis inicien su recuperación, repunte el empleo, disminuya el hambre, se llegue a acuerdos planetarios en la lucha contra el cambio climático?

JFK fue una esperanza. Obama es todavía un aroma de flor temprana. La ilusión generada por el primero invadía la llegada del segundo, pero creo en los recientes versos de José Elgarresta: «Me dijeron/ que el amor y/ la fragancia de las rosas/ eran para siempre./ Pero no eran las mismas rosas.»