Tarde o temprano habrá que analizar uno de los episodios más oscuros del Gijón reciente. La cosa viene a cuento de que ya está finalizado el edificio del barrio del Natahoyo destinado a tres instituciones admirables: Proyecto Hombre, Albergue Covadonga y Calor y Café. Sin embargo, el neogobierno municipal de la alcaldesa Carmen Moriyón (Foro Asturias de Ciudadanos) duda de que esos tres servicios deban alojarse en un mismo inmueble. Al parecer, durante la campaña electoral de mayo, Foro Asturias se hizo sensible a lamentos vecinales que no desean tanta concentración de servicios sociales en su entorno.

Los temores son respetables, aunque infundados. Albergue Covadonga y Proyecto Hombre han compartido sede hasta el presente, en la zona de Sanz Crespo, y su trabajo no ha dado motivos al recelo vecinal. Pudo darse algún suceso puntual, pero prácticamente insignificante en su larga trayectoria. Se puede apelar también a la estética de algunos de sus usuarios, pero en tal caso habría que practicar desalojos de transeúntes en zonas de la ciudad como la plaza del Humedal o el parque de la plaza de Europa. A cualquiera le gusta una ciudad exquisita, pero la paciencia, salvo que se produzcan graves perjuicios, también ha de ser virtud ciudadana.

Pero todo esto no es el meollo de la cuestión, sino que el Ayuntamiento de Felgueroso determinó hace tiempo desplazar esas tres instituciones desde su actual emplazamiento a otro nuevo. La razón de ofrecerles mejores instalaciones era loable, sin duda, pero la mosca se puso detrás de la oreja al comprobar que el edificio que dejan se enmarcaba en una operación urbanística de ringo rango (el plan de vías, tal vez ahora herido de muerte), y que para ello abandonaban un inmueble con tan sólo 14 años de antigüedad, que sería sacrificado a mayor gloria de edificios residenciales en altura. Esto es lo verdaderamente oscuro, y con suave aroma a pelotazo de uno u otro tipo. Lo que pasa es que la crisis también se ha cargado los pelotazos.