Una vez sabido que la nueva presidenta del PP de Asturias, Mercedes Fernández, ha decidido no incluir en la lista electoral del 25 de marzo a nadie del PP gijonés oficial -el de Pilar Fernández Pardo-, podemos deducir que la derecha gijonesa se ha vuelto trinitaria, es decir, un espectro único conservador, o centro-conservador, que existe simultáneamente como tres familias políticas.

En consecuencia, la peculiaridad de Gijón es única en este momento en todo el panorama electoral asturiano. Veamos. En lo que va de siglo, el PP solía cosechar en la Villa de Jovellanos entre 50.000 y 60.000 votos en comicios municipales y autonómicos (mientras que rebasaba los 70.000 en las elecciones generales). Pero llegó mayo de 2011 y se produjo la gran escisión de la derecha gijonesa cuando el FAC de Álvarez-Cascos obtuvo 51.000 votos frente a los 23.000 del PP (datos autonómicos). Entre ambos sumaban 74.000 papeletas, cifra que incluía también a votantes del centro-izquierda trasvasados a FAC. Pocos meses después, en las generales del 20 de noviembre, se invertían estos datos y el PP obtenía 48.500 sufragios frente a los 30.000 de FAC.

Aun con ese trasvase de votantes, las dos opciones seguían suficientemente vivas. Pues bien, a esa doble derecha hay que añadir ahora una nueva partición. Los leales de Fernández Pardo pidieron a Mercedes Fernández, Cherines, que incluyera a la presidenta gijonesa en la lista electoral, pero la respuesta ha sido que ni ella ni ninguna persona de su confianza han sido designadas.

Esta circunstancia abre una segunda escisión, esta vez dentro del propio PP. Sin embargo, que a los comicios autonómicos de marzo llegue esta derecha trinitaria no significa que podamos determinar el número de apoyos de Pilar Pardo frente a los de Mercedes Fernández. Esas dimensiones no se conocerán con exactitud hasta que se celebre el congreso local del PP, si es que antes no se produce alguna indicación persuasiva por parte de la dirección nacional del partido y sanseacabó.