Decía Einstein que «es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia». Pese a los efectos devastadores que está teniendo la crisis, sobre todo en la profundización de las desigualdades sociales, también es cierto que dicha situación nos brinda la oportunidad de replantear nuestro modelo de producción y de cimentar la economía asturiana sobre una base de progreso y sostenibilidad, que de alguna manera garantice su competitividad en el largo plazo.

La competitividad en el sector turístico no pasa por el empeoramiento de las condiciones de trabajo; al contrario, pasa por la profesionalización de la mano obra y por una mayor conciencia social. Aunque no siempre se reconcilia fácilmente el bienestar social con los beneficios empresariales, la sociedad demanda actitudes responsables en las empresas y destacados expertos señalan que incluir la responsabilidad social como parte de la estrategia corporativa ofrece a las empresas turísticas una ventaja competitiva en el mercado, puesto que sus productos se hallan en estrecha relación con el entorno y la sociedad de destino.

¿Qué se entiende por un evento sostenible? Según el ICLEI (Consejo Internacional para las Iniciativas Ambientales Locales), «un evento se considera sostenible si se diseña, organiza y se lleva a cabo de acuerdo con los principios de desarrollo sostenible». Por lo tanto, esto necesariamente implicaría que la celebración fuese económicamente viable, respetuosa con el medio ambiente y socialmente justa.

Como se desprende de la definición de evento sostenible, el evento ha de ser sostenible en cada una de sus etapas. La primera etapa, la de planificación, es decisiva, porque es donde se diseña la estrategia de sostenibilidad global. En la segunda etapa, la de organización del evento, se determinan los aspectos concretos y la contratación de servicios. En la etapa de celebración es cuando se implantan verdaderamente las medidas de sostenibilidad, se revisa todo el funcionamiento y se refuerza la comunicación. Por último, en la etapa final, habría que implantar medidas de desmontaje, se evaluarían los resultados y se desarrollarían propuestas de mejora.

¿Qué ventajas tendría organizar eventos sostenibles en Asturias? Organizar eventos sostenibles siempre supone un gran ahorro en recursos energéticos y económicos. Por otro lado, abre vías de diferenciación y especialización para empresas, OPC (Organizadores Profesionales de Congresos) y destinos, además de favorecer la colaboración entre empresas y entre éstas y la Administración. También es muy importante la sensibilización de los diferentes actores implicados en materia de sostenibilidad, estimulando la demanda de productos sostenibles y el desarrollo de mercados éticos; fomentando de esta manera el empleo en los ámbitos social, medioambiental y de las TIC.

En la actualidad, la mayoría de las grandes empresas, que son las principales promotoras de congresos y reuniones, siguen políticas de responsabilidad social muy estrictas, que les obligan a contratar sus eventos con proveedores y destinos sostenibles. El compromiso de éstos puede derivarse de las declaraciones de valores o de los códigos de conducta corporativos, pero también por medio de las certificaciones. Aparte de las estándares medioambientales, existen certificaciones específicas de responsabilidad social (SA 8000, ISO 26000 y AA 1000) y de gestión de eventos sostenibles (ISO 20121 y APEX Green Meeting & Events Standard). Adicionalmente, para el destino estarían la Certificaciones Biosphere Destination, otorgadas por el Instituto de Turismo Responsable -vinculado a la Unesco-; que ya ha conseguido Barcelona y con la que Gijón inicia el compromiso estos días.

Tanto Asturias, en general, como Gijón, en particular, podrían ser destinos que se especializasen en este segmento, algo que por otra parte contribuiría a desestacionalizar el turismo en la región. Obviamente, habría que avanzar en la concienciación y colaboración de las empresas vinculadas al sector y en una mayor implicación de las administraciones al respecto. Aquellos destinos y ciudades que antes se comprometan y se posicionen en este sentido, más posibilidades tendrán de diferenciarse en este segmento.

Volviendo al símil del viento, hay un proverbio chino que dice que «cuando soplan vientos de cambio, algunos construyen muros; otros, molinos». Disponemos del conocimiento, de los recursos y de un plan de actuaciones para que eso ocurra. Ahora sólo es cuestión de que reconozcamos las posibilidades económicas y sociales que se abren ante nosotros y reunamos la voluntad para llegar a tiempo.