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Daniel Capó

Lista de libros

De "El arte de leer", de W. H. Auden, a la nueva traducción de "Los hermanos Karamazov", de F. Dostoievski

Cierro 2013 con la lista de los libros que más me han gustado durante este año, aunque no sean necesariamente los mejores: "El arte de leer", de W. H. Auden (Lumen). Una extraordinaria antología de ensayos literarios -en edición de Andreu Jaume- de un poeta fundamental cuya consideración ética y artística no ha dejado de crecer con el paso del tiempo. Imprescindible para comprender que el gran estilo es herencia de la lógica, la sencillez y de un humor ligero y chispeante.

"De la A a la Z de un pianista". Un libro para amantes del piano, de Alfred Brendel (Acantilado). Conciso, culto y divertido, el gran pianista moravo nos descubre por qué su pensamiento ejemplifica a la Europa que ama Inglaterra, con un humor entre irónico y reticente, anterior a la experiencia del totalitarismo que tanto dañó la sensibilidad del Viejo Continente. Para acompañar la lectura, podemos escuchar cualquiera de sus míticas recreaciones mozartianas -el Concierto Jeunehomme, por ejemplo- o sus versiones de Haydn.

"My Promised Land", de Ari Shavit (Spiegel & Grau), a falta de traducción española, se trata del ensayo más fascinante que he leído este año. Moviéndose entre el género memorialista, la "quest" y el análisis sociocultural, el periodista de "Haaretz" profundiza en las contradicciones del Estado de Israel -históricas y actuales- con la pasión filial de un ciudadano que no pretende juzgar, sino comprender e iluminar. Sin duda, pronto será editado entre nosotros.

"La ciudad desvanecida", de Mario Verdaguer (Guillermo Canals). Esperada reedición de este clásico sobre la ciudad de Palma. Verdaguer no fue sólo un autor europeo que tradujo a figuras como Stefan Zweig, Thomas Mann y Ernst Jünger, sino un ejemplo de cómo la luz de la cultura cristaliza nuestra comprensión del tiempo. Cabe leer "Solsticio", de José Carlos Llop (RBA), como un testimonio del paraíso perdido de la infancia. En alguna ocasión he escrito que lo que prima en la obra del autor mallorquín es el resguardo de la esperanza como un don de la memoria que se proyecta sobre la verdad del arte. La belleza, en este caso, no deja de ser el señuelo de la felicidad.

Ningún año sin su clásico. La nueva traducción de "Los hermanos Karamazov" de F. Dostoievski (editorial Alba) nos recuerda que pocos escritores se han acercado al abismo de las preguntas fundamentales con el arrojo y el valor del novelista ruso. "Antes de abogar por el bien -sostiene Joseph Brodsky en una conversación con C. Milosz-, Dostoievski procura que el mal agote todos sus argumentos". No es una mala fórmula. La fina editorial barcelonesa Elba acaba de publicar "Historias de Manhattan", de Louis Auchincloss, una colección de relatos sobre la aristocracia neoyorquina firmada por uno de sus más célebres observadores. A medio camino entre Henry James y Edith Wharton, el bisturí moral de Auchincloss retrata el paso de las viejas lealtades de clase a la fría maquinaria del dinero nuevo, con el glamour como epicentro de la sociedad. Traducción impecable y prólogo de largo aliento.

Al igual que sucedió con Chaves Nogales, leer y citar a Gaziel ya no es un esnobismo, sino un deber. A la espera de la reedición de su aclamado "De París a Monastir" -prevista para 2014-, La Magrana nos ofrece en "Tot s'ha perdut" una selección de artículos sobre la cuestión catalana escritos entre 1922 y 1934 por el que fue mítico director de "La Vanguardia". Sensatez a raudales.

Leí la autobiografía de George L. Mosse "Haciendo frente a la historia" (Publicacions de la Universitat de Valencia) el pasado invierno, aunque el libro sea de 2008. Mosse recorre el siglo XX enfrentado al enigma del exilio, la caída de Europa y la poderosa fuerza del nacionalismo. Junto a las "Confessions of an original sinner", de John Lukacs, las memorias de Mosse nos muestran de qué modo se puede ser honesto con uno mismo sin renunciar a la provocación intelectual ni a la búsqueda de un estilo perfecto.

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