Alberto Menéndez

Un congreso atípico

Lo que está en juego en el PSOE son los nombres

Los socialistas asturianos celebraron ayer un congreso regional atípico preparatorio de un congreso nacional también atípico. Unos cónclaves muy especiales porque la principal incógnita en este tipo de reuniones ya está despejada. El PSOE ya sabe que su secretario general para al menos los próximos meses será Pedro Sánchez. Lo que falta por conocer ahora será quiénes lo acompañarán en la dirección del partido y las líneas maestras de su política. Sobre esto último no da la sensación de que el congreso federal del partido -que se celebrará el próximo fin de semana en Madrid- vaya a aclarar demasiado, a la espera de que Sánchez se vaya asentando en el cargo, en el que sólo lleva siete días.

Por lo tanto, de lo que se va a hablar en este congreso extraordinario socialista va a ser, fundamentalmente, de nombres. Parece lógico pensar que tras los últimos reveses electorales la práctica totalidad de los miembros del actual equipo directivo del PSOE deje sus puestos. Y más aún si se tiene en cuenta que el nuevo secretario general -a diferencia de quien fuera su contrincante en las primarias, Eduardo Madina- no tiene nada que ver ni con Alfredo Pérez Rubalcaba ni con la ejecutiva saliente. Con estos antecedentes es previsible vaticinar una profunda renovación, prácticamente total, de la cúpula dirigente socialista.

Pero si hay dos personas con un puesto relevante prácticamente asegurado cerca de Pedro Sánchez, éstas son el presidente del Principado y secretario general de la FSA, Javier Fernández, y la presidenta de Andalucía, Susana Díaz. Y entre ellos dos el único con experiencia política suficiente como para que sus opiniones sean tenidas en cuenta por el nuevo líder es Javier Fernández. El puesto que actualmente ocupa en el partido, presidente del consejo territorial del PSOE, puede ser el adecuado para la colaboración con Sánchez, si es que éste decide finalmente sacar rentabilidad a su veteranía.

Distinta va a ser la relación del nuevo secretario general con Susana Díaz. Bien es verdad que Sánchez le debe mucho, pero también lo es que, por ejemplo, mientras que Javier Fernández no tiene ningún interés en hacerle sombra al nuevo líder, Susana Díaz va a estar pensando siempre más en su propio futuro político que en el de Sánchez.

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