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Cien líneas

El honor del Real Oviedo

La afición azul cultivó los mejores valores y hoy recibirá la tan ansiada recompensa

La suerte está echada desde 2003 cuando el Real Oviedo fue atacado salvajemente por quienes menos debieran y aún así logró seguir vivo. Lo ocurrido año tras año, esa resistencia numantina, solo la entendemos los carbayones y quienes desde otros enclaves asturianos o, mismamente, desde México, convergen con nuestro sentido del honor y de la grandeza, valores vedados para tantos y tantos arribistas o simplemente cultivadores de patéticas anomias y catatonias. Cuando la voluntad es de hierro antes o después las situaciones desgraciadas se enderezan. No hay traición que mil años dure.

Los oviedistas siguieron y siguieron luchando contra viento y marea y el eco de su esfuerzo hercúleo llegó hasta Carlos Slim, el empresario más destacado del planeta, que supo ver unos valores superlativos y desgraciadamente muy poco frecuentes. Menuda diferencia entre el magnate mexicano y la aguda miopía o el egoísmo supino de los empresarios inmediatos que por otra parte son pigmeos profesionales a su lado.

La suerte está echada desde 2003, decía, porque realmente no se trata de azar sino de pura necesidad: si se hace lo humanamente posible y hasta lo imposible antes o después las cosas se acaban enderezando.

Hoy veremos cómo ocurre lo que tanto tiempo llevamos esperando. Por lo que tanto se ha trabajado. Como siempre sucede, los más esforzados al final no suelen recoger personalmente los premios soñados pero es igual, la idea era salvar al Oviedín y cada cual debe dar por pagados sus sacrificios con el triunfo de todos.

Para recibir uno o diez hay que dar cien o quizá mil. No cabe otra ley en la escena planetaria que estamos viendo transformarse a la velocidad de la luz.

La afición del Real Oviedo ha dado cien mil, un millón y hasta mil millones. Con toda la humildad del mundo, con honor y grandeza, creo que al menos nos merecemos uno: subir. ¡Ya!

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