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Diputado socialista en el Congreso

Soria, ¿el enterrador?

La forma en la que el ministro de Industria está tratando la minería del carbón

El verano marca el límite. La patronal minera Carbunión advierte que las minas privadas no llegarán abiertas al otoño si antes no venden carbón. A los mineros no les quedará más que el subsidio de desempleo o el paro. El ministro Soria se ha empeñado en pasar a la historia como el enterrador del carbón nacional y está a punto de conseguirlo. Para seguir manteniendo activa nuestra minería del carbón se precisan solvencia y voluntad política. No tuvimos suerte con su nombramiento.

De su insolvencia fue buena muestra la lección magistral que nos dio sobre el "fracking", necesario, para "liberar" el gas atrapado en las rocas, es decir y según él, el gas "enquistado". De su nula voluntad política no hay mejor ejemplo que la opinión de su compañero de partido y presidente de Castilla-León, Juan Vicente Herrera: "Es un ejemplo de insensibilidad, arrogancia y antipatía" la forma con que el Ministro de Industria está tratando la minería del carbón. Seguimos a la espera de un pronunciamiento tan contundente, al menos, por parte de Mercedes Fernández, máxima responsable de los populares asturianos.

Solo por incompetencia o por una voluntad decidida de liquidar definitivamente la minería privada de carbón español puede explicarse la orden hecha pública por el Ministerio para que las eléctricas compren y quemen carbón nacional.

El gravísimo problema actual del sector es que no se está "quemando" carbón español para producir energía y por tanto las empresas no cobran ni el carbón suministrado ni el extraído, lo que las asfixia económicamente. Y con el mecanismo aprobado, por el actual Gobierno de España, las eléctricas no van a comprar carbón ni van a quemarlo y las minas privadas de carbón nacional tendrán que cerrar mayoritariamente antes del otoño, como ya se ha dicho.

Hace dos semanas, una de las más emblemáticas, la Hullera Vasco-Leonesa, solicitó la declaración del concurso de acreedores. Y no es una excepción. En estos poco más de tres años de legislatura, los trabajadores del sector se han reducido en un 30% y de los 4.000 mineros que quedan en España unos 2.000 están inmersos en ERES o concursos. De Asturias a León, de Teruel a Puertollano.

Esta compleja situación se complica aún más por la falta de credibilidad del Ministerio de Industria. La orden mencionada es buena prueba. En el Acuerdo Marco para el carbón español 2013-2018, firmado con los sindicatos mineros y la patronal carbonera, se reservaba un hueco térmico para el carbón español del 7,5% (la normativa europea posibilita hasta el 15%), suficiente para nuestra producción, pero con dicha orden este acuerdo ha pasado a mejor vida.

La minería privada española del carbón está en situación límite, en riesgo serio de extinción si el Gobierno de Rajoy no toma medidas inmediatas. Cambiando dicha orden o ayudándola a competir en precio con el carbón importando suprimiéndole la fiscalidad del céntimo verde. El gasto energético, en transporte, del que viene de otros países lo justifica suficientemente. Y además el nuestro no es producido por niños, ni con dumping social ni sin las medidas de seguridad adecuadas.

Si lo eximen de dicho impuesto el problema entraría en vías de solución. Y es urgente resolverlo. Por todo lo dicho ya y por otras tres importantes razones:

-El carbón (el nacional y el importado) sigue teniendo una participación muy importante en nuestro mix energético: el 15% en 2014.

-Es el único recurso energético fósil que nos garantiza seguridad y garantía de suministro.

-Las comarcas mineras españolas tienen todavía una gran dependencia económica y laboral de la minería y sufren las consecuencias de una fortísima reconversión sostenida en el tiempo.

No tengo nada contra Soria, salvo la discrepancia política. Pienso que es un mal ministro, pero no peor que la mayoría del actual Consejo de Ministros. Pero no acabo de entender qué atavismo ideológico le embota el sentido común, la inteligencia y la sensibilidad ni el porqué de su perverso afán en convertirse en el enterrador de la minería española del carbón.

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