Ocurrente y audaz, el concejal de Madrid que iba a hacerse cargo de Cultura ha dejado en Twitter un reguero de chistes sobre judíos gaseados por los nazis y muchachas asesinadas o víctimas del terrorismo de ETA. Son chascarrillos viejos con los que la claque de este sujeto se partió de risa en su momento; aunque ahora que va a asumir altas tareas culturales en la capital de España ya no les hagan maldita la gracia ni a él ni a sus cuates. Si este es el concejal de Cultura, mejor no pensar cómo les va a salir a los madrileños el de Ferias y Ganados, pongamos por caso.
Instruir sí que instruye el mentado gerifalte municipal. Gracias a él sabemos que la única manera de meter a cinco millones de judíos en un Seat 600 consiste, naturalmente, en colocarlos en "el cenicero" del coche. A este mismo género de tanta risa, jijijí y jajajá, pertenece otro chiste en el que afirma: "No se sabe para qué necesita Israel tanto espacio, si cada persona ocupa un montón de ceniza".
Una vez despachados los judíos, a los que tanto quieren los nacional-socialistas y cierta izquierda asilvestrada de Europa, el innominado concejal expele en Twitter algunas chanzas sobre víctimas del terrorismo. Esta, por ejemplo: "Han tenido que cerrar el cementerio de las niñas de Alcàsser para que no vaya Irene Villa a por repuestos". A Villa le voló las piernas una bomba de ETA, como se sabe. Los "repuestos" de los que habla el fino edil madrileño se encontrarían, al parecer, en los cuerpos de tres niñas violadas y asesinadas años atrás en el pueblo de Alcàsser.
Aparentemente obsesionado por este género de chascarrillos, el chistoso de la lista de Manuel Carmena le dedica también uno a Marta del Castillo, otra adolescente asesinada hace seis años a la que cita en estos términos: "Rajoy promete resucitar la economía y a Marta del Castillo". Es de temer que los padres de la chica no aprecien la gracia del chiste; pero ya se sabe que hay gente que no sabe aguantar una broma.
El pájaro autor de estos gorjeos quiso sacar la pata de donde la había metido, con el resultado de empeorar aún más las cosas. Dijo el concejal para excusarse: "Entiendo que no es lo mismo un tuit realizado por una persona anónima que la expresión de un representante público". De lo que parece desprenderse que no se arrepiente de sus chistes -tan graciosos, oiga-, sino de que hayan salido a la luz gracias a su recién adquirida condición de edil.
Una de las grandes virtudes de internet reside, según Hernán Casciari, en haber sacado de la calle a los tontos del pueblo para que se queden en casa conversando entre ellos por medio del ordenador. Las redes sociales, aparentemente inocuas, han demostrado ser tan peligrosas como una pistola cargada en manos de un simio; aunque no quiere uno decir -ni mucho menos- que este sea el caso del tan mentado concejal.
Salimos, en fin, de un sistema en el que ya no cabía un corrupto más para entrar, de golpe, en el paraíso del pensamiento mágico y de los cultivadores del humor negro. Ahí andan, revueltos en un merengue, los antisemitas 2.0, las monjas enemigas de las vacunas, los coplistas de chirigotas, los devotos del espadón Hugo Chávez, los saudosos de la Unión Soviética y, last but not least, los chistosos del Holocausto.
Apenas comenzado, el espectáculo municipal promete ser aún más divertido que el anterior. Queda por ver en qué acaba toda esta broma.
