Sin necesidad de Concilio, el Papa acaba de dar el paso más largo de la Iglesia en décadas, al implicarse a fondo en la defensa de la Madre Tierra. La Encíclica "Laudato Si" construye toda una moral pública y privada, y hasta una teología, a partir de la ecología, con un estilo sencillo, riguroso, comprometido y bello. Francisco, sin embargo, no se atreve a afrontar todavía una enmienda de adición al mandato primario de Jehová, aquel que decía creced, multiplicaos y henchid la tierra. Porque el problema, más al fondo todavía, no está sólo en la suicida destrucción de recursos causada por el atroz consumismo de nuestro modelo de vida, sino en el aumento incesante de la población mundial, en su crecimiento sin control alguno, cuestión con la que Francisco lidia como puede. La enmienda de adición sería añadir al "henchid la tierra" esta adversativa: "pero no lo hagáis hasta reventarla".
