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Profesor de la Universidad de Oviedo

Políticos y asuntos académicos

Por qué el "caso Ripa" escandaliza tanto y se quiere convertir en un "Errejón segunda parte"

Los asuntos académicos de algunos políticos no paran de dar que hablar desde que la anti-casta ha tomado la escena pública; tras el "caso Errejón" ahora toca a uno de los líderes asturianos de la nueva política. Estos JASP -jóvenes aunque sobradamente preparados, que se decía hace décadas, cuando ellos apenas habían nacido- tienen carreras universitarias terminadas, si bien su éxito académico tropieza con un horizonte laboral poco despejado que, como a tantos jóvenes españoles y asturianos de hoy, les hace plantearse la emigración como alternativa al desempleo crónico y a la frustración personal y profesional.

Algunos de ellos y de ellas, con brillante currículo, incluso se plantearon dedicarse a la investigación, en un tiempo en que los gobiernos de España y Asturias parecieron tomar en serio la apuesta por el desarrollo científico y tecnológico como una inversión de futuro. Y en esto llegó la tijera y la política científica sufrió un brutal recorte -no sólo de mano del Gobierno central- que aún continúa y se sigue lamentando en las universidades españolas y en los departamentos de la Universidad de Oviedo, que como se sabe -y la propia Universidad dice en el frontispicio de su página web institucional-, es la Universidad de Asturias, por si algún despistado pensaba otra cosa.

El caso es que alguno de los líderes políticos de nuevo cuño, en vez de haberse dedicado desde su tierna adolescencia a prepararse para ser político profesional, ha tenido la mala cabeza de querer dedicarse a la investigación, para lo que ha recibido dineros del erario público. No le tocó la lotería, sino que concurrió con sus méritos a una competencia en la que logró un contrato que permite realizar -en condiciones dignas, pero con mucho esfuerzo- una investigación doctoral que no todos consiguen llevar a término. Y lo más frecuente es que los avatares académicos y vitales obliguen a prorrogar los plazos inicialmente previstos para alcanzar el objetivo. Por cierto, me sigo preguntando cómo el entonces triunfante RR fue capaz (¿?) de alcanzar el doctorado (no sé si era imprescindible para llegar a dirigir el FMI) mientras desempeñaba uno de los ministerios más comprometidos del Gobierno, aunque me malicio cómo lo hizo y lamento que esto no sea Alemania donde ya saben qué le pasó a algún ministro con su tesis.

Siendo todo esto así, ¿por qué el caso de Ripa escandaliza tanto y se quiere convertir en un "Errejón segunda parte"? Lo que hay es que alegrarse de que este señor -y otros muchos y muchas- llegue a la actividad política con un bagaje académico y laboral. De lo que defienden en política se puede discutir todo, pero no con este tipo de argumentos que más bien descalifican a quienes los emplean como arma política.

Esta generación de nuevos políticos, hombres y mujeres con estudios superiores, puede que sea una de las consecuencias más directas de las políticas con que se ha afrontado el período de crisis. Su radicalidad probablemente tenga que ver con que crecieron en una sociedad que se decía meritocrática, imbuidos de expectativas que animaban a buscar el logro académico como ese famoso "ascensor" que hipotéticamente garantizaría la movilidad social (ascendente por supuesto). Pero llegados a la edad adulta han descubierto que el ascensor está averiado o sólo funciona para algunos, que la igualdad de oportunidades es un postulado en fase de revisión, y que si desean una sociedad menos excluyente tienen que ser ellos mismos quienes bajen a la arena política y la vayan haciendo posible. No obstante, tampoco deben sentirse incómodos porque se les reclame ejemplaridad a quienes desean ser ejemplo de un modo nuevo y transparente de trabajar por el bien común.

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