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Profesor de Matemática Aplicada de la Universidad de Oviedo

Tres-emes (3m's)

La importancia de la ciencia y la innovación en los distintos logros sociales y económicos

3M es el acrónimo de una de las multinacionales más increíbles que conozco. Una empresa que afirma en su web que la ciencia es sólo ciencia hasta que ésta se aplica para mejorar el mundo que nos rodea, merece todos mis respetos. Para los que no la conocen, 3M son los inventores del famoso "post-it note", el famoso papelito que se pega a cualquier sitio para recordar aquello que no se quiere olvidar. La historia cuenta que en 1968, Spencer Silver, que trabajaba en 3M en los Estados Unidos, estaba investigando un pegamento súper potente, tipo de pegarse los dedos y no poder separarlos. Sin esperarlo le salió el tiro por la culata y creó accidentalmente un pegamento reutilizable de bajas prestaciones. En lugar de avergonzarse, el científico promovió su fracasado invento a través de diferentes presentaciones formales e informales sin mucho éxito, hasta que un compañero 6 años más tarde le encontró utilidad. El resto de la historia ya la conocemos.

Es importante que nuestra sociedad crea que la ciencia puede cambiar el mundo para bien, y todavía más importante que los científicos creamos que podemos mejorar la sociedad con nuestros inventos. No se trata de mercantilizar la ciencia, sino de dar salida al conocimiento y de generar riqueza. Sé que los tanques no se utilizan para arar la tierra en tiempos de paz, pero también sé que la inteligencia humana es capaz de diseñar un artilugio para que el tanque pueda también arar la tierra si fuese necesario. Este cambio es vital en un país como el nuestro, donde existe una escasa tradición de transferencia tecnológica entre la universidad y el mundo empresarial, aunque como en todo estamos despertando.

Hace ya un tiempo leí un libro muy interesante, "Funky Bussiness", de dos profesores de Instituto Internacional de Negocios de la Escuela de Economía de Estocolmo, que ya en el año 2000 defendían que el talento es el único elemento que mueve al capital y anunciaban un tanto irónicamente que Karl Marx tenía razón, que los trabajadores controlan los medios de producción, pues los 1,3 kilos de cerebro tienen la llave del futuro de todos. Afirmaban que organizar es el arte de conseguir que gente ordinaria haga cosas extraordinarias en un contexto que favorezca un flujo constante de creatividad, en lugar de una vuelta al "déjà-vu". La verdad es que una filosofía "funky" de los negocios y de la educación, con un cultivo de la creatividad, se echa también mucho en falta en nuestro país. Somos demasiado "penosamente serios" y en ocasiones demasiado "casposos", nos centramos en luchas innecesarias, y habitualmente observamos la realidad a través de un burka. ¡Cada cual tiene el suyo propio! En general no sabemos incentivar la osadía en el razonamiento desde épocas bien tempranas de la educación, castrando todo tipo de inventiva, de poder mirar las cosas al revés, de preguntarse por qué la realidad no puede ser de otro modo, posiblemente mejor. Como bien dijo el premio nobel húngaro en medicina, Albert Szent-Györgyi, descubridor de la vitamina C, la originalidad consiste en mirar donde todo el mundo mira y ver lo que nadie ve. Claro que para ello hay que educar los ojos, pues ver es siempre mayor o igual que mirar.

No obstante, todas las visiones sobre la ciencia y el futuro de la humanidad no son idénticas. A este respecto es genial el libro de Kurt Vonnegut, "Cat's Cradle" (1963), o juego de la horquilla de gato, que consiste en "hacer cunitas" con una cuerda y ambas manos. En este libro se cuenta en tono de ironía como el final de la humanidad es (o será) el fruto de las investigaciones de un científico tonto, o tal vez demasiado listo. Este libro trata sobre un periodista que quiere escribir la biografía de Félix Hoenikker, un ficticio premio Nobel que ayudó a crear la bomba atómica, y que parece ser estaba jugando a la "cuna del gato", mientras que sus compatriotas bombardeaban Hiroshima. El periodista descubre, según avanza su investigación, las partes más oscuras de su vida, su familia, con varios hijos atípicos, así como la existencia de su descubrimiento revolucionario, el ICE-9, una estructura alternativa del agua que terminará con el mundo tal y como se conoce. Termino aquí recomendando su lectura, en un momento tan adecuado, con la celebración en nuestra tierra de los Premios Princesa de Asturias.

Y aunque la ciencia y los científicos también poseen obviamente partes oscuras, deberíamos intentar escapar de la combinación mágica de las Tres-Emes. Dos de ellas son el Miedo y la Mentira. El Miedo, el mayor enemigo de la libertad. La Mentira, mucho más probable que la verdad dado que beneficia a aquel que la propaga. La tercera "M" admite varias soluciones: Mediocridad, Mezquindad, Maldad, Miseria. Y una vez más, esto nada tiene que ver con el principio de la historia, ni con el final del mundo por culpa de un científico loco, o demasiado cuerdo, sino con las reglas del juego que democráticamente nos hemos querido dar: "decidir bajo el efecto del miedo es siempre una mala solución". Hace falta poner más "funky" en nuestro "business". Repartamos la riqueza en lugar de disputarnos la miseria.

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