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El cormorán

Patriotismos de ayer y hoy

Hace unos 15 años, el candidato del PSOE a la Moncloa, el ínclito José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente del Gobierno del PP, José María Aznar (que se desgraciaría poco después a causa de la guerra de Irak), se peleaban como chiquillos por acogerse al "patriotismo constitucional", un concepto difundido por el alemán Jürgen Habermas con la intención de eludir al máximo la patria basada en ideas históricas -el fatídico III Reich-, o étnicas -la raza de los arios-.

Dicho de otro modo, la patria, que es la tierra de los padres -si fuera de las madres se llamaría matria-, había quedado tan cubierta de cadáveres (o bajo la sombra de la aniquilación judía en el Holocausto), que era necesario encontrar alguna idea para que la propia tierra pudiera ser honrada. Y esa idea consistió en hablar de patria de la Constitución, es decir, basada en una carta magna democrática.

Evidentemente, el "patriotismo constitucional" era un artilugio conceptual nacido en la Alemania que varias décadas después de la Segunda Guerra Mundial todavía se peleaba con importantes demonios del pasado. Era un invento alemán, pero se ve que a causa de la escasez de ideas se le echaron encima los dos políticos españoles, que estaban veraderamente hambrientos de algo con lo avivar sus sesos de grandes estadistas.

Pero, en el caso particular de Zapatero, la prueba de que aquello era uno de sus pasatiempos y frivolidades se verificó en cuanto legó al poder y comenzó a revolver con la "memoria histórica" o con el estatuto catalán, dos formas idóneas de construir la patria sobre cadáveres o sobre su disolución.

Ahora mismo, y a la vista de precedente zapateril, no sabemos qué pensar de que el ya candidato a la Moncloa por el PSOE, Pedro Sánchez, haya invocado en su puesta de largo "el patriotismo cívico", que al parecer es el contrario, según él mismo enunció, "al patriotismo institucional del PP y al caduco de Podemos". Desconocemos si Sánchez tiene un alemán que le dicta al oído esas cosas, pero tenemos que averiguar qué es el "patriotismo caduco". Eso y, además, temblar.

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