Partiendo del hecho de que la bandera o es de todos o no pertenece a nadie, sorprende la marimorena que se ha montado en este país de jauja por la presencia de una enorme enseña roja y gualda a las espaldas de Pedro Sánchez en la celebración dominical en la que los socialistas bendijeron a su candidato a la Moncloa. A los que no alardeamos de patriotas ni hicimos la mili y huimos del ruido de morteros y de sables apenas nos conmueven actos como la jura de bandera. Pero respetamos la querencia de cada cual a ese símbolo, tanto como denigramos de su apropiación indebida o falsaria. Hay algunos que quieren tanto a España que la quieren sólo para ellos: idéntico ocurre con la bicolor, que ni es sudario ni trapo sucio. ¿Defender la bandera es de fachas? ¿Pisotearla es de radicales de izquierda? En este país cada vez son más las cosas que nos separan que aquéllas que nos unen. Empecemos por compartir bandera y dejemos de meternos unos a otros el mástil por el ojo.
