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Tino Pertierra

Sólo será un minuto

Tino Pertierra

En mitad de la noche

Julio: "Cuando llegué a casa con las neuronas hechas trizas lo único que deseaba era meterme en la cama, cerrar los ojos y desear que el sueño no se hiciera de rogar. Soy un experto en poner la mente en blanco, así que por muy mal que me hubiera ido por el día no iba a permitir que los malos rollos acumulados a lo largo de horas y más horas de desánimo e inercia se convirtieran en un callejón sin salida. De algo me sirvió estar casado durante diez meditabundos años con Marta, una profesora de yoga que escuchaba atentamente mis razones antes de darme la razón y dejarme solo con ella.

"Pero no contaba con que sonara el teléfono a esas horas. Nadie tiene mi número. Miento, lo tiene mi hija Nuria, pero ella sólo me llama el día de mi cumpleaños y no siempre porque suele estar en algún país exótico. No se lo reprocho. Tiene derecho a guardarme rencor. O a ser indiferente, que es peor. Dejé que saltara el contestador. 'Soy Sara. ¿Recuerdas mi voz? Sé que estás ahí, Pedro, no me engañas. Estoy en el bar Water C. Si no vienes en una hora tendrás remordimientos el resto de tu vida por lo que voy a hacer'. Y Sara colgó dejando su amenaza en el tablón equivocado. Una mujer desesperada disparando su último cartucho. Y Pedro, sin enterarse. La voz sonaba creíble. ¿Y si decía la verdad? En su día pensé que Marta no hablaba en serio y me equivoqué, y aún lo estoy pagando. Los remordimientos pueden ser muy tenaces. Entré en internet y busqué el bar Water C. A un cuarto de hora de mi casa. Podía hacer el ridículo y plantarme allí en busca de una mirada al borde del abismo o echarme a dormir. Mi sentido común me sugería lo segundo, pero la conciencia despertó de su letargo y me preguntó si podría resistir otra carga si mañana las noticias hablaban de una tal S. y un dolor infinito atrapado entre líneas. Me calcé y salí a la calle. Llovía. Cuando llegué a las puertas del bar, cerré los ojos un instante para darme ánimos. Entré y todas las miradas se clavaron en mí. Mi pijama estaba empapado y sus ojos también".

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