Desde que un buen día dio el pregón de las fiestas de Begoña un ganador del programa televisivo "Gran hermano" no todo puede valer a la hora de cantar los festejos locales, que se merecen las mejores plumas y las mejores voces. El año pasado la elección recayó en Alaska, que llegó al balcón de la Consistorial con una mano adelante y la otra atrás porque, cuentan los testigos, no había preparado ni dos párrafos de lo que iba a decir.
Hace semanas la municipalidad gijonesa anunció que el pregonero de Begoña 2015 iba a ser Pipi Estrada, el gijonés que fue reportero ayudante del inolvidable José María García y que en los últimos tiempos se había convertido en miembro de la cofradía de las cuestiones de los higadillos. Pero la elección fue realizada antes del ascenso del Sporting, que fue el ascenso de Abelardo como se reconoce de forma unánime. Y Abelardo va a ser el pregonero de Gijón como el jugador Jony fue de Cangas del Narcea, su villa natal.
La elección de Abelardo es inapelable y es garantía de éxito porque ahora mismo es el gijonés con el índice de popularidad más alto. Nada que objetar a que sea el entrenador del Sporting de Primera el que abra los festejos. La única pega es el feo que se le ha hecho a Pipi Estrada que, con el pregón escrito, se queda desairado como un novio abandonado al pie del altar. Estrada pasa a ser plato de segunda mesa y habrá de guardar el pregón para mejor oportunidad.
Está claro que en el Ayuntamiento no confiaban en el ascenso del Sporting, que es muy poco confiar en un equipo que apenas perdió dos partidos en toda la Liga, más uno de Copa del Rey. No parece que la elección de Abelardo vaya a servir para normalizar las relaciones entre el gobierno local y el consejo rojiblanco. El gobierno pidió otro consejo y se ha encontrado con un ascenso que afecta al pregón y a las relaciones.
