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Entender el horror

La parte oscura de lo humano que aflora con cada episodio extremo de crueldad provoca un desasosiego que nos urge a buscar explicaciones. El temor de que esos estallidos de violencia sean pulsiones siniestras que comparte la especie se alivia al constatar los rasgos que individualizan al protagonista y, que bien interpretados en su momento, podrían haber servido para anticipar su deriva tortuosa.

El "monstruo" de Moraña ya no era bueno en el colegio y las fiestas ibicencas en las que los invitados vestían de blanco desataron las suspicacias vecinales mucho antes de que el atroz filicidio revelase en toda su dimensión la negrura que llevaba dentro. Esta relectura del pasado a la luz de un acontecimiento decisivo nos instalaría en la sospecha de que hay signos del mal en los actos cotidianos de apariencia más trivial pero no alcanzamos a entenderlos. Todo antes que reconocer que el horror resulta incomprensible.

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