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Clave de sol

Efectos del "caso Rato"

Algo más de treinta años habrán pasado desde que quien esto firma tuvo ocasión de ayudar a don Ramón de Rato, exbanquero problemático y una especie de magnate de una cadena de radio, por su empeño de abrir una emisora en tierras de La Mancha. En una de sus visitas al que era entonces mi periódico en la zona, me comentó: "Anote el nombre que le voy a decir porque dará que hablar". Era el de su hijo Rodrigo, brillante graduado en España y Estados Unidos.

Profecía cumplida con creces, no solamente bastantes años atrás, por sus triunfos académicos, empresariales y políticos, sino también, como resulta patente, en los días que vivimos por los problemas procesales que le afectan en sus actividades privadas. Quede claro que no abogo por impunidad ninguna pero, sentado esto, pienso que en los tiempos que vivimos hay condenas populares, y desde luego políticas, antes que las judiciales.

Rato aún no ha sido sentenciado por un tribunal de justicia, pero se le ha sometido a una pena añadida no sólo de telediario, sino también de descrédito continuo e incentivado ante la opinión pública. Sus posibles errores son, de paso, aprovechados contra el PP. Nadie parece recordar la hoja de servicios de Rodrigo Rato como hombre de confianza del entonces presidente Aznar, a quien según se dice rechazó suceder.

También se habrá olvidado su labor como vicepresidente y ministro de Economía y Hacienda, introductor del euro en España, autor de una reforma fiscal y directivo de organismos internacionales. Una cosa está clara: tiene derecho a defenderse.

No niego que pudo ser poco prudente la hospitalidad ofrecida a Rato en el Ministerio del Interior. Su titular, un buen ministro a mi modo de ver, discutido por su presunta pertenencia a una conocida obra religiosa (se dice que por su criterio ante la ley del aborto tuvo alguna tensión con el Presidente) intentará mañana dar explicaciones en sede parlamentaria.

Un duro compromiso ante una ocasión instrumentalizada por la oposición para estigmatizar una vez más a Rato, atacar al Ministro del Interior y erosionar al partido en tiempos de tribulación.

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