La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sol y sombra

El silencio culpable

Aréstegui convoca a los afiliados a una espicha

Aréstegui, fíjense qué atento, ha invitado a los afiliados del Partido Popular de Avilés a una espicha para agradecerles su apoyo. El problema es que los que no lo apoyan, que son la mayoría, siguen sin recibir explicaciones sobre el registro judicial en su domicilio. Ya saben, Aréstegui no es el más popular de los políticos populares. Hasta los afines al presidente local admiten que el descontento con él no es nuevo y que siempre ha habido críticos aspirantes a desbancarlo. Como es obvio, después de veintitantos años en el machito, Aréstegui ha aprendido a guardar la silla. Su instinto de supervivencia es superior al de los calamares que lanzan un chorro de tinta para neutralizar la visión del atacante. O el del pangolín que se enrolla dejando expuestas sus escamas como si se tratara de una alcachofa.

La espicha del apoyo inexistente a Aréstegui supongo, tratándose de quien se trata, que la pagarán los propios afiliados, o bien el partido. De lo contrario, de costearla Aréstegui de su bolsillo, estaríamos ante una noticia bastante más sorprendente de lo que cualquiera que no lo conozca podría imaginarse. Aunque dadas las circunstancias y los hechos desvelados por la investigación que se lleva a cabo, también podría hacerse cargo de los gastos Aquagest, la empresa de "la trama del agua" que supuestamente se ha dedicado a pagar favores a los políticos implicados en el escándalo.

Pero lo más asombroso de todo no es que el presidente local del PP practique el cinismo con la militancia, sino que el partido no haya tomado aún cartas en el asunto para obligarlo a dimitir después de los baños y los masajes regalados en el balneario de Las Caldas, y el resto de actuaciones por las que está siendo investigado.

A Aréstegui le asiste la presunción de inocencia ante los jueces, pero la responsabilidad moral y política es otra. Y ante ella resulta incomprensible que se mantenga tanto silencio culpable.

Compartir el artículo

stats