Lina Morgan ha muerto joven y sola. Hoy a los 78 años, que son los que tenía la actriz, se es todavía joven. Sola por voluntad propia. Ella, quizá sin darse cuenta, fue una especie de precursora del femenismo. Con sus muecas en las que acentuaba la condición de tonta de su personaje, se reía del hombre que tenía enfrente al que siempre ganaba. Y ganaba también a la actriz, más joven y escultural, simplemente vedette, que la acompañaba en escena. Es curioso cómo hay personajes del mundo del espectáculo que se adelantan a los tiempos quizá por simple intuición de captar y representar lo que más gracia hace al público. Lina Morgan creó un personaje al que fue dando vueltas de triunfo en triunfo, como ninguna otra actriz pudo soñar. Ella que sí que fue la más grande sin necesidad de pregonarlo en cada esquina o en cada rótulo. Fue la tonta del bote más lista y aguda del mundo del espectáculo de este país llamado España.