En la primavera de 1981, en una lluviosa tarde, con El Molinón en obras cara al Mundial-82, la Real Sociedad logró su primer título de Liga al empatarle al Sporting a falta de 27 segundos para el final del partido. Uno recuerda a Txiki Benegas, rodeado de micrófonos en los vestuarios del vetusto estadio, relatando sus esperanzas de que el título de los donostiarras fuera un camino hacia la paz y hacia el final de aquellos años tremendos de crímenes y violencia. El título de la Real no sirvió para los deseos del político vasco, pero fue un aviso de que había otros clubes que podían ser campeones, además de los de siempre. En el día de la muerte de Benegas recordar aquella pincelada gijonesa en una larguísima trayectoria política puede servir de pequeño homenaje a una figura que se ha ido entre el reconocimiento universal de que, en efecto, tuvo un gran papel en la paz.