La llegada de los caballos de saltos a Gijón anuncia el final de agosto. El Hípico es una de esas citas que hacen de la ciudad un centro de diversión y encuentros. Las Mestas acoge desde hace décadas los concursos que cogieron altura en la década de los cincuenta del pasado siglo. Francisco Goyoaga, un excelso jinete de aquellos tiempos, ayudó, y cómo, al auge del Hípico de Gijón, el único que permanece de todos los que se celebraban en Asturias. El recuerdo de Goyoaga, que fue en la hípica un adelantado, como lo serían Bahamontes, Santana, Ballesteros o Alonso en sus deportes, se agranda cuando en la memoria reaparece aquel recorrido de caza que terminó para él en el montículo que los caballos y jinetes habían de superar a pie, no en salto. Cayó del caballo y Las Mestas, que había apostado por él, se convirtió en un grito de decepción. Inolvidable momento.