El Oviedo no acaba de adaptarse a la categoría. La Segunda resulta más dura que la Segunda B. Quien sostenía que llegar desde la Segunda a la Champions estaba comido hablaba por no callar.
En Segunda B todos los equipos muerden. Muy pocos tiene calidad en sus plantillas. En Segunda todos los conjuntos muerden. Y todos tienen calidad en sus plantillas.
Es difícil saber si el Oviedo ha reunido a los mejores jugadores de la Liga. No es difícil saber que de momento no ha conseguido mostrarse ni de lejos como el mejor equipo.
El club no ha vivido estos días con la ilusión de quien ha logrado alcanzar la tierra prometida tras una larga década de abnegada pelea. El vino y las rosas hicieron olvidar rápido la humildad y el sacrificio.
Un ambiente raro rodea el arranque. El Gran Capitán, Esteban, ya no es capitán. El capitán que sucede al Gran Capitán, Cervero, no va ni convocado. Al capitán que reemplaza al capitán que sucede al Gran Capitán, Erice, el brazalete le aplaca la garra. Así no hay quien ejerza un liderazgo moral sobre el plantel.
Para colocar a tanto extremo de lujo habrá que ensanchar los campos. Susaeta, Borja Valle, Hervías y Aguirre evidencian estar en mejor forma que nadie. Los cuatro no pueden jugar. Los cuatro merecen ser titulares. Faltan en cambio otro goleador y un centrocampista organizador. Los llamados para el papel están lesionados desde la firma. Imposible calibrar su rendimiento. Un comienzo en desventaja.
Jonathan Vila, que era central, juega de medio. Misterios técnicos. Sólo queda responsabilizar a Esteban del mal comienzo y relegarlo al banquillo para que no haya un solo asturiano en las alineaciones. El agua de los Alfilorios produciendo futbolistas es menos fructífera que la de Valencia.
Lo peor es la actitud. Al minuto 15 en Vitoria, los artistas entregaron el partido. Siguieron peloteando por pelotear. ¿El hombre calmado del foso, el gestor de alineaciones, habrá aleccionado a alguno?
Lo mejor, que van dos jornadas, tiempo de sobra por delante para las reparaciones y la mitigación de las urgencias.
Luego están otros frentes, el estado del estadio, las colas de socios, los precios, la camiseta, que recargan la tensión del estreno. ¿Se habrán extraviado en China, con la devaluación del yuan, las nuevas elásticas?
Para subir a Primera no sólo hace falta contar con la mejor plantilla. Hay que tener el mejor entrenador, el mejor segundo entrenador, el mejor secretario técnico, el mejor médico, los mejores gestores, los mejores relaciones públicas. Un equipo de fútbol no es cosa de un solo hombre. Por mucho poder que acapare o acaben por otorgarle.
