Luis Miguel Piñera, uno de los gijoneses que mejor conoce su ciudad, dijo en la presentación de la primera conferencia del nuevo curso del Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón que en el anterior se celebraron ochenta actos culturales, cifra que dudaba haya alcanzado cualquier otra institución cultural gijonesa. El Club inicia su quinto curso el mismo día en el que, en Oviedo, abre ejercicio la Universidad.
Una feliz coincidencia que adquiere más simbolismo con la primera charla, una deliciosa conferencia de Agustín Guzmán Sancho, uno de los más ilustres jovellanistas vivos. Con una fotografía de Capua en la gran pantalla de la sala de conferencias, Guzmán Sancho hizo un precioso recorrido por "El nacimiento y consolidación de las enseñanzas técnicas en Gijón". Más que una conferencia fue una lección magistral sobre un importante asunto para la vida de Gijón y sobre los personajes que pusieron en marcha ese tipo de enseñanzas, tan arraigadas en la ciudad. Casi todos los nombrados por el conferenciante tienen su calle en Gijón: Jovellanos, claro, pero también Capua, Fernández-Vallín, de quien, recordó, el padre Patac dijo que era, tras el prócer, quien más había hecho por la ciudad; Rodríguez Sampedro, Justo del Castillo y otros.
Gijón es, desde hace muchas décadas, sede privilegiada de enseñanzas dedicadas a la Náutica, la Industria y el Comercio. Aquí se hizo el primer ensayo en España de lo que sería la Formación Profesional, enseñanza que dio pie a un animado coloquio posterior a una conferencia digna de una brillante apertura del quinto curso del Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, una clara y rotunda apuesta de este periódico por la cultura y el debate en una ciudad que cuenta con personajes como Agustín Guzmán Sancho, que mantienen vivo el recuerdo de los mejores hombres de la historia local. Una historia que sigue viva.
