Suelen ser los muñecos del pimpampum junto a los políticos, los líderes de la patronal y los banqueros. Los sindicatos mayoritarios reciben críticas por todas partes. Desde la derecha, por poner trabas al crecimiento de las empresas. Desde la izquierda populista, por vendidos al capital. Encontrar a alguien que los defienda es prácticamente imposible. Y buena parte de las críticas son muy razonables. Igual que las que reciben los profesionales de la política, la patronal o la banca. Por eso es importante destacar cuando las cosas salen bien. Muchos sindicalistas tuvieron que sufrir la incomprensión de sus compañeros de taller por los recortes pactados con Arcelor para superar la crisis. Ahora empiezan a llegar los resultados. Provocar incendios como les gusta hacer a los populistas de derechas y de izquierdas suele ser más vistoso, pero después sólo queda tierra calcinada.
