En realidad, debería haber titulado estas líneas, querido lector, como "Caso asesinos artículos", dando muerte violenta de esa forma a los artículos que se llaman definidos o determinados, a los indefinidos o indeterminados y cargándome de paso un par de preposiciones. "Caso asesinos artículos": ¿a que parezco un plumilla amarillista de cierta prensa americana o un usuario de Twitter? (Por cierto, dice la Fundéu BBVA que Twitter "como nombre propio de la red social, debe escribirse así, con mayúscula inicial, 'w' y doble 't', ya que es una marca registrada". Pues nada, a mandar). A lo que voy: lo que en principio fue una gracieta idiomática aún conservada en el uso ("Fútbol es fútbol", "Punto es punto" y tal y tal) de algunos entrenadores de fútbol que de Serbia venían y artículos en su lengua no tenían, se está extendiendo al lenguaje común de modo tal que caminan hacia la tumba nuestros "el, la, lo, los, las, un, una, unos, unas". Y el mismo funerario camino llevan las pobres preposiciones.
Nada me extrañaría menos que, dentro de nada, leyésemos la siguiente crónica tras un partido del Real Madrid: "Victoria trabajada. Partido incierto final. Madrid entendió tarde partido. Futbolistas Malmoe gozaron minutos choques pelotas llovidas". O bien, si usted es culé, leería como resumen de un lance del encuentro entre el FC Barcelona y la UD Las Palmas lo siguiente: "Salida vestuarios ritmo juego bajo. Internadas Sergi Roberto ponían peligro. Joven delantero Munir asistió interior área, Suárez fusiló portería doblete". ¿Que es usted del Real Sporting? Lea: "Betis salió Gijón valioso botín remontada Rubén Castro. Punta Betis asistió Joaquín consumó reacción verdiblanca. Velocidad juego equipo Abelardo sacudió Betis". ¿Del Real Oviedo?: "Tablas partido matinal Martínez Valero. Resultado justo, méritos contraídos equipos. Encuentro comienza Oviedo bien plantado terreno juego, monopolizando posesión balón sorprendiendo Elche".
No, no se rían: hacia ello vamos. Y lo digo porque ya lo voy oyendo en ciertas informaciones metereológicas de la tele a esos profesionales tan guapos y tan guapas y tan dicharacheros y tan ágiles y bailonas que hasta gusta y emociona que le anuncien a uno con tanto optimismo que se acerca lo que hoy llaman una ciclogénesis explosiva, y antes se llamaba temporal, galerna, tempestad, borrasca, ventarrón? En efecto, acabo de escuchar a una señorita pizpireta (o sea, "viva, pronta y aguda", no se me vaya a enfadar nadie, por favor), mientras señalaba a un mapa de colorines, incomprensibles para un servidor, que "despediremos semana con aguaceros en Cantábrico". No que "despediremos la semana con aguaceros en el Cantábrico": "Despediremos semana con aguaceros en Cantábrico", toma ya economía del lenguaje. Animo a algún compañero suyo pizpireto a que dé un paso más y nos atice un "despediremos semana aguaceros Cantábrico", con lo cual ahorraríamos tiempo y ganaríamos en bobadas sin sentido. Muerte a los artículos, muerte a las preposiciones.
¿Y qué me dicen de ciertos nuevos enólogos o gastrónomos, de esas especies que han surgido como ejércitos atilanos (de Atila) o atilienses, o como se diga, en cualquier publicación, en cualquier programa, en tertulia cualquiera? Me he enterado por ellos de que las comidas y bebidas ya no dejan "sabor en la boca", que lo que dejan ahora es "sabor en boca" (y, dentro de nada, ya lo verán: "sabor boca"). He tomado muy buena cuenta de ello para cuando acuda a una cita con una dama a la que desee impresionar durante la cena. Ahora bien (y por seguir con la cita de la cita), ¿debo extender este asesinato de artículos y preposiciones y pronombres a mis (honestas) proposiciones a la susodicha? Ya me lo estoy imaginando: "Encantan ojos hermosísimos, dulzura gestos. ¿Pasaría resto velada apartamento? Mostraré grabados japoneses factura delicada. Dulces besos, usted llevará en boca sabor mí". Un guantazo resonaría en todo el local. O sea, guantazo resonaría todo local.