Que no están bien vistos por la población ya lo saben desde hace mucho tiempo los políticos asturianos. Pero que sean los peor valorados de España, según se refleja en la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), es algo que debe hacerlos recapacitar muy seriamente. Mucho debe de estar haciendo mal o muy mal la clase política de la región en su conjunto para que sus conciudadanos la suspendan sin paliativos.
De las catorce comunidades autónomas estudiadas por el CIS -las que celebraron elecciones el pasado mes de mayo- la que peor parada sale en lo que a sus políticos respecta es Asturias. El presidente del Gobierno del Principado, Javier Fernández, es el que más mala nota saca. Pero es que, por otro lado, el jefe del Ejecutivo es el que tiene la calificación más alta de todos los líderes de la región incluidos en el sondeo. Si Javier Fernández logra un 4,11, Gaspar Llamazares (IU) sólo llega al 3,61; Mercedes Fernández (PP), al 2,98; Cristina Coto (Foro), al 2,77; Emilio León, Podemos, al 2,67, y Nicanor García (C's), al 2,17. Es decir, todos, entre el deficiente y el muy deficiente.
No es que el resto de las notas de los políticos autonómicos sea para tirar voladores. Pero es que sí hay seis presidentes regionales a los que sus vecinos los aprueban, aunque sea por la mínima.
Los asturianos son, por lo tanto, los españoles que más hartos están de sus políticos. Ésa es una realidad constatada ahora por el CIS. Sin embargo, continúan como si nada pasase, siguen sin ni siquiera intentar frenar ese descrédito galopante. Lo sucedido en los últimos cuatro años en la comunidad fue un auténtico despropósito: por si fuera poco una legislatura, aquí hubo dos, con los consiguientes gastos derivados de repetir la llamada a las urnas. Y menos mal que la cordura imperó en algún momento y se pudieron aprobar dos Presupuestos regionales.
¿Cuánto tiempo y cuántas encuestas del CIS se tendrán que realizar para que los políticos asturianos se percaten de que así no pueden seguir?
