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Tengo por ley de vida que, como con los gatos, es conveniente mantener cierta prevención con las mujeres pequeñas. Lo cual me vino a la cabeza en cuanto vi aparecer muy crecida en el debate a cuatro a Soraya Sáenz de Santamaría con cara de cantarles las cuarenta a sus tres tenores opositores: Sánchez, Rivera e Iglesias.

Así que comenzó la función y el trío masculino entonó, una y otra vez, su habitual partitura anti PP. Para empezar, Sánchez estuvo en su línea valeriana de siempre. Zzzz. En cuanto al segundo tenor, Rivera, aunque a media voz, cantó una partitura en dos claves: de Sol y de Fa, medio anti PP y medio anti PSOE. Pero el tercero en danza, el contratenor Iglesias, elevó tanto el tono que al final desafinó en el sobreagudo, o sea, cuando se metió en el jardín de sus cantadas respecto al pacto antiyihadista, la cuestión catalana y cuando, fiel a sí mismo, al final se puso cursi.

Así que mientras las tres grandes voces masculinas de la actual lírica política cantaban sus clásicas melodías, la pequeña tiple elevó su voz y, con las tablas de una Anna Netrebko del BOE, declamó su conocida partitura de Gobierno con precisión de metrónomo, sin desafinar y, dejando muestra de su sabiduría canora, hasta se cargó de un plumazo la polución ambiente que ha traído el anticiclón electoral vía televisión hasta que, el 20-D, llegue la lluvia limpiadora de los votos.

Con lo cual, a mí hasta me empezó a parecer verosímil la famosa Operación Menina, de la que se ha hablado mucho estos días y según la cual esta pequeña gran política parece preparada y lista (sobre todo, lista) para coger el relevo de Mariano y, no sé si apadrinada por el gran capital monopolista y la oligarquía financiera internacional (que se decía antaño) o por los Vilderberg (que se dice hogaño), tal vez dar a sus rivales políticos el 20-D un buen baño, lo que hará que deje de ser segunda soprano y pase a ser, tal vez, la primera diva gubernamental de la historia de España.

¿Y los tres tenores? Pues nada: cuando se les pase el bajón de un debate algo tostón, que empiecen a calentar la voz para evitar los gallos cuando canten en el futuro Parlamento, porque, a la vista de cómo saca las uñas cuando la aprietan, no sé por qué me da que, si gana el PP, a la menina vamos a tener que empezar a llamarla minina. Miauuu.

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