En esta época de menos hazañas que patrañas bélicas, reconozcamos que se puede hacer la guerra de múltiples maneras, a cual más ladina. Hay guerras intestinas, aquellas que enfrentan a estómagos llenos con estómagos vacíos; guerras de religión, que fomentan extremistas que, incapaces de que Alá vaya a la montaña, la montaña dinamitan en nombre de Alá, y santas pascuas; guerras de cifras, cuando ningún bando se pone de acuerdo en el número de bajas; guerras psicológicas, promovidas por mandatarios acuciados de manía persecutoria que acabarán sus días sobre el diván de un psiquiatra; guerras de las galaxias, en sus distintos episodios y sus lados oscuros... Hay muchos tipos de guerras, aunque todas son civiles si reconocemos la hermandad de todos los hombres. Como ven, hacer la guerra puede ser un juego, de palabras. Por mi parte, les recomiendo que en vez de guerrear hagan el amor. Es un consejo, y no de guerra.
