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Agustín de Pedrayes

"Nuestros conocimientos sólo producen grandes progresos cuando se les considera como fines en sí mismos, sin preguntarse por su utilidad inmediata". Carta de Gauss a Alexander von Humbolt.

Se terminó 2015, año del bicentenario de Agustín de Pedrayes, sin que haya visto la luz el estudio que daría memoria definitiva entre nosotros a tan ilustre científico llastrín, que queda, ¡eso espero!, para estos primeros meses del año entrante.

José Manuel Álvarez Pérez, Pravia, que de admirable praxis política y licenciatura en Historia ejerció como docente matemático, ha indagado en una personalidad que no debería pasar tan desapercibida por su Ayuntamiento y por su región. Asistí al acto que se celebró en el Club Prensa Asturiana (Concha Masa, Santos González, Ruiz de la Peña...) y al más reciente del RIDEA.

En el Instituto, Álvaro Ruiz de la Peña, del Centro del Siglo XVIII, José Ángel Rodríguez, catedrático de Análisis Matemático, y el eminente botánico Tomás E. Díaz introdujeron a un meritísimo José Manuel que nos llenaría de inquietud sobre un insólito paisano nuestro al que tanto debe el logro internacional del metro y la unificación de pesas y medidas.

Tolivar Faes dio cuenta en su magna obra de la iniciativa de Rogelio Masip Pueyo (1), para que Oviedo honrase ya en 1925 con una calle a Pedrayes. Curiosamente el científico es más popular entre nosotros por el nombre de la vía que por la divulgación de sus excelsas aportaciones y biografía.

Mi abuelo, al que apenas conocí, también leyó la lección inaugural del curso universitario ovetense 1912/13 sobre Pedrayes, prestando voz al autor del discurso, preceptivamente designado, el famoso Julio Rey Pastor.

De éste, orteguiano equívoco, estudiábamos sus manuales todavía en el bachiller de mediado el siglo pasado, que me siguieron valiendo en sus volúmenes siguientes para encarar derivadas e integrales de la asignatura de Análisis Matemático, y aún la de Álgebra, en los antiguos planes de Ciencias Económicas.

La obra de Álvarez Pérez no es solo esperada para llenar un doloroso vacío por los elogios de las personalidades que ya le leyeron sino que es toda una reivindicación positiva de nuestro pasado, tan resentido de aquel unamuniano estereotipo, archirrepetido: ¡Que inventen ellos!

(1) Entonces diputado provincial, visitador del Hospital, catedrático de Matemáticas y director del Instituto Alfonso II, conservador de la que denominó Óscar Alzaga "incipiente democracia cristiana".

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