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Javier Morán

El Cormorán

Javier Morán

En la casa del triste

Dura poco la alegría en la casa del pobre, o, a la inversa, la riqueza en la casa del triste. El caso es que Susana Díaz, la gran esperanza de Triana y del PSOE, dio ayer un paso "al costado", como dijo un cronista, y comenzó a aflojar la soga tendida al cuello de Pedro Sánchez, al reconocer que el chico debe ser apoyado por el partido para ver si genera una coalición gobernante de izquierdas. Lo del paso a un lado viene a significar que Díaz mantiene el veto a un acuerdo que suponga darle aire a la autodeterminación catalana (requisito de Podemos), pero sin duda supone un cambio de actitud de la andaluza, cuyas escasas declaraciones y silencios hasta la fecha se interpretaban como una amenaza sobre Sánchez.

-¿Qué dice ella?

-Susana "tacet" (calla).

Y tan poco articulaba ella que quien destacó como orador en el Comité Federal del otro día fue el asturiano Javier Fernández, presidente de aquí, que expuso las tesis más duras (en consonancia con Susana Díaz, que en ese momento no intervino). Pues bien, en casa del triste PSOE asturiano parece haber durado poco la alegría, ya que Fernández -un tercio de guerrero, otro de intelectual y otro de chamán-, podría haberse quedado colgado de la brocha, algo que, por otro lado, ya forma parte de la idiosincrasia del socialismo asturiano: fueron respaldando a Bono y salió Zapatero; llegaron aupando a Madina y se coronó Pedro Sánchez. Pero el asunto no es sólo que el asturiano -como Susana- le pusiera cara muy sería a Sánchez, sino que la "doctrina Fernández" consiste en que, con Podemos, ni para apañar manzanas. Pruebas de esa hostilidad, que es recíproca, se han percibido claramente en la imposible tarea de que acordaran los presupuestos asturianos para 2016. Por cierto, Fernández todavía no ha disuelto la Junta y convocado elecciones, que es el significativo listón que le habían dejado.

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