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Cien líneas

Corrupción

Ayer, la detención de turno fue para Alfonso Rus, expresidente del PP de Valencia y expresidente de la Diputación. Uno de los tipos con más poder del PP en el conjunto de España. Una detención cantada. Supongo que se acordarán de aquella grabación en la que aparecía contando millones de mordidas. Se habla de sobrecostes fraudulentos de 1.000 millones de euros en obras escolares. Como aquí con el tinglado de la Marea. La diferencia es que en Asturias todo o casi se acaba tapando.

Hace unos días, Federico Ramos, subsecretario de la todopoderosa Soraya Sáenz de Santamaría, caía por la corrupción en Aquamed que no es la empresa por la que el viernes tiene que ir Caunedo a declarar a Lugo pero las aguas son igual de sucias en los dos casos.

Más allá, ya saben, el océano fétido de la Gürtel y qué decir de Bárcenas, nombrado tesorero del PP por el propio Rajoy.

Quiero decir que a la luz de los dos ultimísimos escándalos y todos los antecedentes no se entiende por qué Rajoy pretende seguir en la Moncloa.

El personal no para de hacer números para cuadrar mayorías pero nadie se pregunta por el fondo del asunto: ¿para qué quieren unos y otros formar Gobierno?

No vale invocar vocación de servicio porque da la risa. Ni alegar ansias revolucionarias ya que ahí están los hermanos griegos metiendo mano a los pobres como no haría el banquero más desalmado de la posguerra. Insisto ¿para qué demonios quieren el poder?

Quizá sea para lo que usted, querido lector, y yo estamos pensando.

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