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Matías Vallés

"Je suis Charlie", pero no "titirietarra"

No me verán jamás en un espectáculo de la compañía granadina de marionetas contratada para montar un espectáculo infantil en los carnavales madrileños. Totalmente de acuerdo con la dimisión de Celia Mayer, responsable cultural de Manuela Carmena, porque así funciona la política ante una dejación de funciones. Sin embargo, el encarcelamiento de los titiriteros asombra a cualquier espectador de "South Park", serie protagonizada y presenciada por niños.

Ismael Moreno, juez de la Audiencia Nacional, encarceló a los dos cómicos por enaltecimiento simultáneo de ETA y Al Qaeda, batiendo sin duda un nuevo récord. Este magistrado archivó los vuelos de la CIA, que situó en Mallorca la base de operaciones de sus secuestros y torturas según el Consejo de Europa y el Parlamento Europeo. Aquí ni se practicó ni se ordenó detención alguna, por tratarse sin duda de hechos de inferior relevancia. La Audiencia Nacional también hubiera encarcelado al autor de "La torna", un desgraciado espectáculo al que asistí, y que se mofaba abiertamente de los jueces, de los militares, de la Guardia Civil y de la pena de muerte. Al frente del cotarro estaba un tal Albert Boadella, un cómico de verdad amén de comadrón de Ciudadanos y teatrero de confianza de Esperanza Aguirre. La revista francesa "Charlie Hebdo" publica semanalmente caricaturas más sangrientas que el triste espectáculo de la compañía granadina. Como es sabido, Rajoy y Merkel marcharon del brazo en una manifestación bajo el eslogan de "Je suis Charlie". Cuando se les recuerda que la libertad de expresión empieza donde duele, se revuelven con la furia de los estados islámicos contra los titirietarras. De hecho, la desgraciada actuación del equipo de Carmena se matiza al ver telediarios de derecha con enunciados como "nuevo escándalo en el Ayuntamiento de Madrid" o "la operación se saldó con un total de dos detenidos" Felizmente, los niños sometidos a la crueldad innecesaria de ahorcamientos y puñaladas se recuperarán de las lesiones emocionales. Les costará más restañar las heridas de los 25.000 euros por familia que ha costado la desastrosa gestión de Blesa y Rodrigo Rato en Bankia, porque afectará al nivel de educación y sanidad de generaciones futuras. Cuesta evaluar en seis millones de euros el daño causado por los titiriteros. Es la cifra defraudada según el fiscal por Cristina de Borbón y Urdangarín, instalados en un palacete suizo con protección policial y trato VIP.

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