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Alberto Menéndez

La falacia del diálogo

Mientras no se demuestre lo contrario, las tan manidas llamadas al diálogo por parte de los dirigentes políticos españoles y asturianos son una falacia. Que dos meses después de las elecciones generales no haya nada concreto, ningún acuerdo específico, ni tan siquiera acercamientos serios entre las diversas fuerzas para facilitar la gobernabilidad del país, deja meridianamente claro el escaso interés que todas ellas tienen no tanto por llegar a pactos como por tener que ceder para que éstos se hagan realmente realidad.

Mientras tanto, lo que persiste son los postureos, las estrategias de corto alcance en busca exclusivamente de réditos electorales. Puede que el socialista Pedro Sánchez esté actuando con la intención de ser presidente, pero la idea que cobra más fuerza a medida que pasan los días es que el resto de los partidos (incluido también un importante número de cargos del PSOE) está pensando, sobre todo, en unas elecciones en junio. El que ya no lo disimula para nada es el PP: primero fue Mariano Rajoy ante los líderes europeos, y ayer, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Ambos hablaron abiertamente de su convencimiento de que habrá unos nuevos comicios.

También están en la misma onda, aunque no lo han dicho públicamente, los máximos responsables de Podemos. Excepto que Pedro Sánchez acepte todos sus planteamientos. Exigencias, en principio, inasumibles para el PSOE, ya que tienen como único objetivo que el candidato socialista tire la toalla. Pero, eso sí, siendo él el que renuncie al pacto y no el partido morado. Ése es el gran objetivo de Pablo Iglesias: culpar a los socialistas de la falta de acuerdo. Nada muy distinto de lo que viene sucediendo en Asturias, en donde Podemos siempre habla de posibles acercamientos al PSOE que al final quedan en nada. Lo achaca Podemos a la cerrazón socialista. Da igual que IU sí concierte políticas, porque esta coalición, argumentan los podemistas, es un apéndice del PSOE. Y ahí se acaba todo.

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