"De eso me voy a encargar yo", clamó la alcaldesa, Carmen Moriyón, en el primero de los plenos celebrados esta semana, tras una cascada de críticas de la oposición al equipo de gobierno por las constantes demoras y defectos de ejecución en distintas obras públicas que se realizan en la ciudad con cargo a fondos municipales. Hace semanas que el concejal de Mantenimiento y Obras, Manuel Arrieta, está siendo cuestionado por algunos asuntos de su departamento que acumulan retrasos clamorosos, como las polémicas obras de la calle Aguado, en el barrio de La Arena, o la cacareada reforma de Marqués de San Esteban, que aún no tiene fecha de inicio.

Lo de esta última actuación municipal clama al cielo. En octubre de 2015, casi dos años después de que se eligiese un diseño de reforma a través de un concurso de ideas y diez meses después de que se contratara la obra de Marqués de San Esteban, la Junta de Gobierno decidió rescindir el contrato, a la vista de las quejas de los vecinos por algunos aspectos del proyecto, como el tamaño de las aceras y la pérdida de plazas de aparcamiento. Se anunció un nuevo diseño y una nueva licitación del proyecto, más caro que el anterior, por encima de los 800.000 euros. La empresa adjudicataria tuvo que ser indemnizada con 13.976 euros.

En la calle Aguado, cuya semipeatonalización se dividió en dos fases, a los retrasos en la ejecución hubo que sumar la rescisión del contrato a la empresa que ganó el concurso con una oferta muy a la baja, y que es la misma firma adjudicataria de los trabajos de Marqués de San Esteban. Como ocurre tantas veces, primar a la propuesta económica más barata puede acarrear negativas consecuencias, tanto para las arcas municipales, que acaban pagando más al rescindir los contratos, como para la tranquilidad de los vecinos, que tienen que soportar obras que se eternizan.

El departamento que dirige Arrieta, uno de los que mueven mayor cuantía económica, del orden de los 30 millones de euros anuales, es también uno de los que más votos aportan, por cuanto es el que contenta a los barrios de la ciudad con obras y actuaciones menores que el equipo de Moriyón ha sabido rentabilizar. De ahí que la Alcaldesa haya querido tomar cartas en el asunto, a la vista del mal funcionamiento interno de la concejalía y el desgaste que podría ocasionar en la imagen del equipo de gobierno.

Acabar con el atasco y los desfases en la planificación económica, redacción de proyectos, licitación y ejecución de las obras es obligación del Ayuntamiento, como también primar otros aspectos en las licitaciones que no sean el presupuesto a la baja. Foro anuncia cambios en los pliegos de la obra pública municipal, pero tan importante como la parte técnica y administrativa es el control político de las obras que se realizan. Y claramente se ve que ese control se ha desatendido últimamente. Máxime cuando está a punto de salir a contratación un paquete de inversiones por importe de 20,5 millones de euros, que incluye actuaciones importantes para la ciudad que no se pueden demorar más.