La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cien líneas

Nucleares

Veranillo infalible en estos días de marzo, con viento helado también según costumbre -ya saben, el cambio climático consiste en que nada cambia, ni siquiera la mentiras contumaces- y Semana de Dolores o de Pasión o... nunca he logrado despejar ese, para mí, enigma de los siete días anteriores a la Semana Santa, pero este año tal cita es lo de menos porque estamos, fuera de toda duda, ante la Semana de las Bombas Nucleares del PP.

Todo empezó días atrás hasta alcanzar cotas siderales, así que para los próximos días sólo cabe esperar bombas H.

Como siempre, el delegado del Gobierno Gabino de Lorenzo ha desenfundado primero. Adiós pacto Ribbentrop-Molotov.

Pero De Lorenzo no lanza misiles con varias cabezas atómicas por banda a humo de pajas. Antes Cherines Fernández, presidenta del PP astur, había declarado en sede judicial, como dicen los cursis, que cuando llegó a la máxima poltrona ese partido era un desmadre. A saber qué otras cosas habrá dicho, insinuado o susurrado y que no figuran en el sumario.

A partir de ahí al delegado sólo le queda desplazarla de urgencia -y mira que eran amiguetes- y poner a un propio, a Agustín Iglesias Caunedo, exalcalde de Oviedo, para evitar que salte todo por los aires. Recurrir a Caunedo y a unas semanas de jubilarse indica la desesperación de De Lorenzo: es capaz de todo. Lo dicho, Semana de las Bombas Nucleares del PP y, después, todos juntos de procesión como si no hubiese ocurrido nada.

(Para la terapia de esta semana se recomienda vivamente "Calígula", de Fauré).

Compartir el artículo

stats